Pasado mañana conmemora la Iglesia a la Virgen de Agosto, es decir, la Asunción (que no Ascensión) de María a los cielos, que aún mantiene vigencia en Castelló desde que se estableciera casi en el momento de la fundación de la villa y por ende en Benicàssim, a donde se traslada gran parte del hábitat local para veranear. En el medievo, la dormición de la madre de Jesús (conocida por estos andurriales como la Mare de Déu gitadeta) y su elevación al reino celestial, supuso festejos de los más importantes. No es extraño, pues que la iglesia mayor fue dedicada a su advocación y la sigue manteniendo, como lo demuestra el excelente retablo que pinta en el presbiterio Traver Calzada.

El cuadro de base de la calle central representa la expiración de la Virgen (con marcado simbolismo cromático evanescente en su figura y en la de Jesús) rodeada de los doce apóstoles. Sobre este lienzo, emerge poderosa la Asunción personificando la imagen, tomada del Apocalipsis, de la doncella vestida de sol. El pintor ubicó a una mujer de resplandeciente y espiritual apariencia, ante un encendido astro rey, inspirado en una foto de la NASA, en la que las ardientes protuberancias generan pareidolias angélicas en un llameante colorido tan exaltado como deslumbrador. Una concesión original y creativa para modernizar el concepto. La pintura evoca muy bien el presente de nuestro pasado histórico.

*Cronista oficial de Castelló