El 17 de mayo de 1886, nacía en Madrid, el hijo póstumo de Alfonso XII, que recibió el mismo nombre de su padre y que pasó de la cuna al trono. De hecho, aunque su madre, la reina María Cristina de Habsurgo, ejercía la regencia, el pequeño era llevado a todas las grandes ceremonias para que sus súbditos lo conocieran en su condición de rey. Este fue el caso de la visita que se efectuó a Castellón el día 20 de mayo de 1888, con motivo del viaje de retorno, tras asistir a la inauguración de la Exposición Universal de Barcelona. El día seis de junio la reina regente, el pequeño rey y sus hermanas, las infantas María de las Mercedes y María Teresa, llegaron en ferrocarril hasta Castellón en su trayecto de regreso hacia a Madrid.

En el tren, como séquito de los monarcas, también figuraban, junto a varios generales, altos funcionarios de la real casa y alabarderos, el presidente del gobierno Práxedes Mateo Sagasta, y los ministros de Justicia Alonso Martínez, de la Guerra Manuel Cassola. El regio convoy se detuvo en la estación castellonense escasamente diez minutos, los que aprovecharon las primeras autoridades, civiles y militares (amén del claustro de profesores del instituto de segunda enseñanza), para cumplimentar a la familia real y al presidente del gobierno.

El periódico El Clamor ridiculizó el comportamiento de los munícipes castellonenses, la desorganización y la falta de fervor monárquico de la multitudinaria asistencia, apreciación de la que difiere el erudito cronista Balbás, buen conocido por su escasa filiación monárquica. H

*Cronista oficial de Castellón