En una auténtica democracia plena, se supone que decide la mayoría de los ciudadanos con su voto, para eso se hacen elecciones. Nosotros tenemos una democracia parlamentaria y lo que elegimos es a los diputados, quienes a su vez eligen al presidente del Gobierno.

En mi opinión, nuestro sistema electoral está falto de una revisión que evite que el voto de unos valga mucho más que el de otros y que cumpla un mínimo de proporcionalidad. La situación da lugar a espectáculos lamentables como los que hemos vivido estos últimos días, que han puesto de relieve el cinismo de una clase política falta de una profunda renovación. Me refiero no solo a la moción de censura sino también a la aprobación de los presupuestos. Triunfa el mercadeo, la injusticia, la falta de ética y de responsabilidad, la incongruencia, el cinismo, al pueblo se le toma el pelo sin vergüenza ni remordimientos. Hoy están a favor y mañana en contra, después de tratos ocultos y posiblemente vergonzantes. Es un juego infecto y no de ajedrez sino de trileros. Da la impresión de que solo se busca el poder por interés personal y del circulo cercano al mando, ni siquiera el interés del partido y mucho menos el de España, que se ve atacada por independentistas, racistas, proetarras, anticonstitucionalistas, antisistema y elementos varios que no tienen rubor en confesar que ellos hacen lo que más perjudica al Estado, a la Constitución y a la paz social, es increíble.

Por toda esta podredumbre, creo que lo lógico, lo sano y, desde luego, lo más democrático para España seria convocar elecciones, y que el pueblo decida votando ya.

*Notario