Ciudadanos se ha movido por el tablero político durante sus 14 años de historia dando volantazos ideológicos y estratégicos que se han cobrado una cascada de bajas. La nueva jefa de filas, Inés Arrimadas, ha estrenado liderato en plena pandemia por el coronavirus con un nuevo giro. Si bien durante su interinidad en el cargo animaba a un 'tamayazo' para evitar la investidura de Pedro Sánchez, cuatro meses después ha sellado un pacto con el Gobierno para garantizar la cuarta prórroga del estado de alarma y se ha comprometido a colaborar con la coalición a la hora de diseñar medidas para paliar los estragos del virus.

Un acuerdo que no solo acarrea un movimiento al centro político, sino que, a su vez, cimienta su distanciamiento del PP y Vox, y da un vuelco a las directrices que orquestó su predecesor, Albert Rivera, antes de dimitir por la debacle electoral del 10-N. Pero la nueva estrategia de Arrimadas, que marca perfil propio y da por cerrada la etapa de Rivera, ha enturbiado las filas del partido y ha abierto una nueva brecha.

El gesto de acercamiento al Gobierno ha sido aplaudido por el sector crítico y también por el exidirgente Toni Roldán o el eurodiputado Luis Caricano, así como el exprimer ministro francés Manuel Valls, pero cuadros del partido como el que fuera uno de los pesos pesados de la ejecutiva de Rivera y exportavoz en el Congreso, Juan Carlos Girauta, o la exdiputada en el Parlament y exconcejal en el Ayuntamiento de Barcelona, Carina Mejías, han decidido romper el carnet naranja. "No trabajamos tanto para construir una bisagra", reaccionó Girauta al conocer los términos del acuerdo, a lo que el líder del sector crítico, Francisco Igea, replicó: "Las bisagras son tremendamente útiles".

Las muestras de rechazo al enésimo viraje se suman al malestar creado después de que el consejo general, el máximo órgano entre congresos, quedara copado por fieles a la nueva líder en la asamblea general celebrada el pasado fin de semana. Fuentes del partido consideran que estas bajas son un hecho "puntual" del sector más a la derecha del partido y desdeñan que su nuevo posicionamiento conlleve una cascada de dimisiones como la vivida cuando forjaron el veto al PSOE.

Arrimadas acudió al Congreso por primera vez desde que se decretó la alarma, pese a su avanzado embarazo, para defender personalmente la nueva postura del partido argumentando que Cs es un partido "útil" y "con sentido de Estado". La dirigente naranja lanzó un mensaje en clave interna y defendió desde el escaño que la votación de este miércoles "no es la investidura de Sánchez" sino si la prórroga el estado de alarma se renueva.

"Esta votación no sirve para tumbar al Gobierno", recordó tanto a sus filas como a las del PP y Vox, y añadió que el Gobierno seguirá contando con 155 escaños (la suma de diputados del PSOE y Unidas Podemos), "ni uno más ni uno menos", descartando así una alianza estable con Sánchez, pese a que en varias ocasiones ha tendido su mano para aprobar unos presupuestos de reconstrucción. "Nuestro único objetivo ha sido salvar vidas y salvar empleos y hemos sido muy críticos con el Gobierno", apostilló, negando que sus votos supongan un "cheque en blanco" al Ejecutivo. "Nuestro voto es en conciencia y asumo absolutamente la responsabilidad", remachó.

TENSIÓN EN LA JUNTA DE ANDALUCÍA

Arrimadas también recibió duros reproches de la derecha, porque populares y naranjas gobiernan juntos en Castilla y León, Comunidad de Madrid, Murcia y Andalucía (en los tres últimos con el apoyo de Vox).

La formación ultraderechista lanzó una campaña en las redes sociales en la que le acusaban de "traidora" y, en Andalucía, señalaron que su maniobra pone en juego el gobierno regional por "mero tacticismo", deslizando una vez más que su apoyo al Ejecutivo de Moreno Bonilla pende de un hilo si los naranjas consolidan su alianza con el gobierno central, "con el que están sumisos". Moreno Bonilla rechazó la mayor, asegurando que "no hay ninguna grieta" entre los socios. Por su parte, el líder naranja Juan Marín, defendió que "Sánchez no se merece la prórroga, pero los andaluces la necesitan. El corazón nos pide votar no, pero la cabeza defender el interés de los españoles", informa Julia Camacho.