No es fácil doblegar a quienes están acostumbrados a estar día a día, laborables y festivos, detrás de un mostrador ofreciendo uno de los servicios de «primera necesidad» como es la venta de prensa escrita, el derecho universal a la información. Ni siquiera la pandemia de coronavirus puede con un gremio que pese a estar atravesando uno de los peores momentos está dispuesto a continuar con su labor.

Loli Abad es un buen ejemplo de ello desde su negocio, la Papereria Tramuntana de Burriana, uno de los puntos de venta de prensa escrita en la provincia que ha notado el lógico bajón de clientes. «Es significativo. Los clientes que vienen a por el Mediterráneo no fallan ni un solo día del año; ahora no vienen con tanta asiduidad por la situación de confinamiento», explica Loli, quien pese a todo no contempla cerrar temporalmente el negocio. «Hemos reducido el horario normal, pero seguimos dando el servicio. De momento vamos a seguir al pie del cañón aunque la situación es mala; ahora mismo tener abierto provoca más gastos que beneficios», recalca.

La Papereria Tramuntana recibe al cabo del día muchas llamadas telefónicas. «La gente todavía no tiene muy claro si estamos abiertos o no y llaman para asegurarse antes de venir», explica Loli Abad, que recuerda a sus clientes y vecinos que acudir diariamente a adquirir la prensa está permitido en el estado de alarma decretado por el Gobierno.

LA SEGURIDAD, LO PRIMERO

Por supuesto, la responsable de Tramuntana ha extremado al máximo las medidas de seguridad para trabajar sin riesgos cara al cliente: «La mascarilla me acompaña durante todo el día y a pesar de que nuestro local es grande, 150 metros cuadrados, solo pueden coincidir dentro un máximo de tres personas».