No son solo un negocio, sino también un punto de encuentro social. Por eso tenía su lógica que los bares tuvieran que cerrar con el inicio del estado de alarma para reducir los contagios por coronavirus. De hecho, fueron los primeros en confinarse. Transcurrido más de un mes, y con la temporada de verano cada vez más cercana, los responsables de los casi 4.000 locales de este tipo en la provincia apuntan a los muchos frentes que tienen por resolver.

Por un lado, tienen una serie de gastos fijos --como el alquiler de los locales-- que no pueden asumir de manera indefinida si no generan ingresos. Mientras se habla de desescalada, las autoridades siguen sin dar una fecha aproximada de reapertura.

Mientras los informativos de televisión bombardean con imágenes de prototipos de establecimientos con mamparas en las mesas, los empresarios quieren saber con exactitud si se llegará a ese extremo. «Solo hay que recordar la ley antitabaco, con gastos para poner zonas de fumadores que apenas duraron unos meses», recuerda María desde un bar de Castellón. David Navarrete, desde La Parrilla de Orpesa, comenta que su restaurante «tiene capacidad para 120 personas, así que si hay que reducir el aforo a la mitad, aún podría salir adelante». Algo que ni se plantean en negocios de pequeñas dimensiones.

Aunque los bares entran en las causas de fuerza mayor para un ERTE, con el ahorro para el patrono de las cuotas de la seguridad social de los empleados, también hay quejas por las ayudas, que en algunos casos son incompatibles, y en otros obligan a pasar por una odisea burocrática. No hay cifras concretas, pero algunos no podrán levantar cabeza.

DEBATE / Las autoridades tienen dudas, y hay empresarios que reclaman volver pronto. La frase podría atribuirse a la situación de España, pero se da en Francia. Allí también hay planes para una reapertura escalonada, y se habla de que los bares abrirán a finales de junio, aunque todo está en el aire.

LOS TESTIMONIOS

DONEGAL IRISH PUB, BENICÀSSIM

"Intentaremos adaptarnos a las normas, pero no todos podrán"

Como empresario de tres locales en Benicàssim, Juanjo Medina expone la necesidad de poder tener ingresos de nuevo y seguir con el modo de vida que tenía hasta la llegada del coronavirus. Pero no solo remarca esta circunstancia, sino que expone «la ilusión que tengo de volver al bar y encontrarme con mis clientes». Afirma que percibe a diario el cariño de la gente que frecuenta estos establecimientos, lo que hace «más llevadero» este trance. En cuanto a los nuevos retos «intentaremos adaptarnos a las medidas que marquen, aunque no todos podrán». También reseña el caso de las subvenciones, «que en la mayoría no son más que préstamos a devolver», y que tienen una tramitación muy compleja. Informa Eva Bellido.

BAR TOBOSO, NULES

"Ni me he planteado aislar a los clientes porque lo veo inviable"

Desde que el Bar Toboso abrió en Nules (1979) solo se ha visto obligado a cerrar por el golpe de Estado. Su actual propietaria, Rosa Navarro, ha visto transformada su vida de una manera radical: «De trabajar una media de 12 a 14 horas diarias en contacto permanente con la gente, he pasado a no hacer nada y no ver a nadie en todo el día», asegura. Un estado anímico que viene a sumarse a la incerteza económica por un cierre que ya le ha hecho perder dos de las jornadas fuertes del año en Nules: el Dia de Paelles y Sant Vicent. Confía en poder abrir para la feria de septiembre --cuando pasa de 2 a 14 empleados--, aunque tiene algo claro: «Ni me he planteado aislar a los clientes, porque lo veo totalmente inviable». Informa Mònica Mira.

BAR ESLA, BURRIANA

"Arrastramos muchos pagos que hay que seguir haciendo"

La hostelería ya se encontraba en una situación muy delicada, pero la crisis del coronavirus «nos da muchos más problemas de los que ya arrastrábamos porque hay muchos pagos que hay que seguir haciendo». Así lo indica Irina Redka, que regenta un local muy céntrico enfrente de la Casa de la Cultura y muy cercano al centro comercial de la ciudad. Por suerte, el propietario del local le ha aliviado la carga de tener que pagar el alquiler y le ha concedido una carencia «aunque no está obligado a hacerlo, pero ha entendido la gravedad de la situación, lo que para mí es un alivio». «El panorama es muy triste y vivimos pendientes para que nos den soluciones», concluye. Informa Isabel Calpe.

RESTAURANTE L’ARAYERO, L’ALCORA

"A los locales pequeños no les podrán salir los números"

Vicente Albalat lleva El Arayero y el Pub Rock & Beer, además de ser el presidente de la asociación Hosturialc de l’Alcora. «La mayoría se han acogido a los ERTE para poder asegurar el 70% del jornal de los trabajadores, así como las subvenciones que tanto se necesitan en estos momentos», afirma. También destaca que el 80% de los establecimientos «no son propios y tienen que pagar alquiler, aunque hay casos de solidaridad, porque los propietarios del local les perdonan el alquiler total o el 50%». Sobre las condiciones para mantener la seguridad cree que «a los locales pequeños no les podrán salir los números», en el caso de poner la condición de reducir el aforo. Informa Javier Nomdedeu.