El primer cuatrimestre del próximo curso académico en la Universitat Jaume I (UJI) será híbrido, combinando la modalidad online para las teóricas y presencial para las prácticas, debido a la crisis del coronavirus. Ello tendrá un importante impacto para Castelló, como ya se ha visto desde que en marzo se suspendieran las clases físicas. Y no solo en transporte público, sino también en alquiler de viviendas, ocio, compras.

No en vano, un informe del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) cifra en 72 millones la estimación del gasto realizado por los estudiantes de la UJI. De ellos, 54 millones corresponde a los alumnos de grado, unos 18 millones por cuatrimestre. En concreto, el estudio cifra en 4.643 euros anuales el desembolso por alumno y año en transporte, vivienda, ropa, academias, libros, etc, siendo mayor en el caso de los de fuera de la Comunitat (6.110 euros).

La UJI es como una miniciudad. Según la memoria del actual curso, suma más de 13.600 estudiantes, de los que 11.349 son de grado, 1.523 de máster y 796 de doctorado. Seis de cada diez vienen de la propia provincia, tres son de Valencia y Alicante y casi uno de cada diez de fuera de la Comunitat, principalmente de provincias limítrofes, como Teruel, Tarragona y en menor medida Albacete, Zaragoza...

Pero incluso teniendo en cuenta ese porcentaje, muchos no son de la propia capital de la Plana, sino que tienen su residencia en municipios vecinos, como Almassora, Vila-real, Burriana, Onda...

Alquiler

La presidenta del Consell de l’Estudiantat, Laura Alcaide, asume que esa doble modalidad· va a transformar por completo la vida de los estudiantes en Castelló, ya que muchos de ellos posiblemente opten por no alquilar un piso por su alto coste para las familias para acudir a un número de horas presenciales aún por determinar pero nada comparadas con lo que conocíamos hasta ahora». «Se optará por la utilización de medios de transporte para la asistencia a clases y el retorno al domicilio familiar», añade.

No obstante, Francisco Nomdedéu, cree que el impacto será mínimo para los agentes de la propiedad inmobiliaria. Aunque el presidente del colegio cree que sí disminuirá la demanda de pisos de alquiler para universitarios, «seguirán haciéndoles falta en cierta medida un piso para poder estar más cerca del campus aunque la asistencia sea más o menos alterna». Además, señala, muchas veces estos alumnos recurren a sus propias redes para alquilar e incluso se pasan los pisos entre ellos. Los precios del mercado oscilan entre 350 a 400 € en el caso de pisos de dos a tres habitaciones, 500 si es más grande. Es en época estival cuando empiezan la búsqueda y el precio por persona varía en función de cuántos lo comparten. Raval Universitari el Corte Inglés son según Alcaide las zonas más demandadas para vivir. "Vecinos que alquilan sus viviendas, también se verán afectados», agrega Lidón de Juan, presidenta del Raval.

Tiendas

Esta pérdida de dinamismo ya está afectando a los barrios. En el Raval Universitari, «mitad somos gente con hijos y la otra mitad universitarios, con lo que si la formación es en parte online sí que lo notaremos; de hecho, ya lo estamos notando en las terrazas, en que hay menos gente por la calle...» «Los comercios del barrio se nutren mucho de estos estudiantes. Aquí hay 40 negocios, la mitad cafeterías y bares; hay una copistería, librería, farmacia, parafarmacia, estanco y un supermercado. Al ser periférico, va a aceptar a muchos», explica De Juan. Por ejemplo, a la única librería del barrio, donde los Estudiantes de la Escuela Oficial compran sus libros y los estudiantes universitarios reservan los suyos. O a la copistería, cuyos clientes son estudiantes que estudian en la UJI, vive en la zona de la UJI y van a ella.«Si no están se va a notar», señala.

Transporte

El servicio de transporte (tren, bus, etc) se va a ver también afectado. Un ejemplo, la conexión del bus que habían habilitado muchos municipios para trasladar a sus alumnos al campus de Riu Sec. En el caso de Burriana ya tuvo que suspenderla este curso debido a la activación del estado de alarma y devolver las tasas al alumnado. Sobre qué pasará el próximo señalan: «Estamos a expensas de la decisión definitiva de la presencialidad o no de las clases por parte de la UJI y, en función de ello, habrá servicio o no».

Por lo que atañe al transporte urbano, el concejal de Juventud de Castelló, Jorge Ribes, valora: «Está claro que al no realizarse todas las clases presenciales habrá un decrecimiento en el uso del bus urbano y TRAM, pero para ir a la biblioteca o realizar determinadas gestiones los estudiantes continuarán yendo a la UJI». Por ello, sugiere, «estando limitado el aforo en el transporte público, puede ser un buen momento para recordar que existen buenas conexiones de carriles bici entre el campus y el resto de la ciudad para desplazarse tanto en bici privada como en bicicas». No obstante, Ribes puntualiza que la decisión de la UJI de no realizar la totalidad de las clases de form presencial es «acertada».

Campus

La presidenta del Consell d’Estudiants señala, además, la vida que se realizaba dentro del campus tampoco va a ser como la conocíamos hasta ahora. Los estudiantes tendremos que aprender a convivir con las nuevas normas marcadas por la pandemia y gestionar nuestra vida académica y social en la Universidad de otra manera.

Ocio

El presidente de la patronal de la hostelería de Castellón, Ashocas, Álvaro Amores, también vaticina perjuicio para el sector, ya que «los bares de la zona de la Universidad viven de los estudiantes y, si no los hay, a muchos les tocará cerrar». Señala que «viene muchísima gente de fuera a estudiar y la gente de aquí de Castellón, el no hacer clases presenciales provocaría que café, desayunos, almuerzos y comidas se pierdan. Respecto al ocio nocturno también apuntó que va a resultar perjudicado, por toda la gente que viene de fuera a estudiar y se queda aquí los fines de semana.