En las últimas semanas ha habido un significativo aumento de llamadas a los servicios inmobiliarios que ofrecen viviendas disponibles en Vall d’Alba, «personas que se interesaban por la compra de fincas rurales», asegura la alcaldesa del municipio, Marta Barrachina, quien está convencida de que «las circunstancias actuales por la crisis han demostrado dónde se vive mejor».

Con numerosos vecinos residiendo en masos diseminados por el término municipal y en las pedanías de la Barona y la Pelejaneta, el estricto cumplimiento de las exigencias de confinamiento ha sido la norma, lo que ha motivado el agradecimiento de la primera edila «por el civismo que han demostrado todos».

El consistorio se adelantó varios días al estado de alarma e implementó una serie de medidas que pretendían garantizar la seguridad de todos los vecinos, aunque Barrachina reconoce que una de las mayores preocupaciones la suscitaban las viviendas tuteladas de mayores --ocupadas por nueve usuarios de entre 67 y 80 años-- que han estado aislados y protegidos.

La alcaldesa, Marta Barrachina (i), en el reparto de material de seguridad entre los comercios abiertos.

Pero si de enumerar preocupaciones se tratara, la reactivación de la economía local, como sería el caso de los restaurantes -«tenemos más de 20»-, está siendo más complicada de gestionar cuando las decisiones vinculantes llegan de lejos. Aun así, han acordado medidas fiscales «para aligerar la carga y facilitar en la medida de nuestras posibilidades la recuperación».

Y mientras en el consistorio se ocupaban de este tipo de necesidades colectivas, han sido numerosos los vecinos que, a su manera, han querido contribuir a mejorar la vida en unas circunstancias excepcionales. Desde las mujeres que confeccionaron las primeras 1.000 mascarillas que llegaron a los comercios, a personas como Óscar Rubio, que el segundo fin de semana empezó a ambientar musicalmente un rato por las tardes, y cada día a las ocho musicaliza los aplausos. Explica que le gustaría que «lo que se ha creado entre los vecinos se mantenga».

Óscar Rubio ha amenizado las tardes de los fines de semana y los aplausos de las 20.00 horas a diario.

Saúl Centelles, Jessica Pastor y Maite Gual, monitores de las instalaciones deportivas locales, han llegado a grabar más de 40 vídeos con ejercicios y dinámicas para realizar en casa, un compromiso que está siendo una motivación tanto colectiva como personal, para quienes esperan que la gente «siga haciendo deporte».

Maite, Saúl y Jessica, monitores deportivos, han grabado más de 40 vídeos con sesiones abiertas.

Y el párroco, Óscar, que ha acompañado a las almas de forma virtual y repartido consuelo y esperanza vía telemática, además de alimentos, desde Cáritas, «gracias a la generosidad de mucha gente». Y así pasan los días en Vall d’Alba, donde todos son uno cuando más falta hace.

Óscar, el párroco, ha velado tanto por las almas de los vecinos como por las necesidades más básicas.