El Banco de Japón ha ampliado los programas de compra de bonos estatales y corporativos dentro de su estrategia de flexibilización monetaria, con el objetivo de mitigar el impacto económico de la pandemia de coronavirus.

Ante la "gravedad creciente de la situación" en la que se encuentra la tercera economía mundial, el banco central nipón ha considerado necesario "un refuerzo adicional de su estrategia de flexibilización", según explicó la entidad en un comunicado emitido al término de la reunión de su junta de política monetaria.

Entre las nuevas medidas adoptadas destaca la compra ilimitada de bonos de deuda pública, hasta ahora restringidos a un volumen de 80 billones de yenes anuales (688.090 millones de euros/ 745.180 millones de dólares), así como el incremento del tope existente para la adquisición de bonos corporativos y de papel comercial.

El Banco de Japón podrá comprar desde ahora estos instrumentos de financiación para el sector privado a un ritmo máximo anual de 20 billones de yenes (172.030 millones de euros/ 186.290 millones de dólares), unas cinco veces más de lo que venía adquiriendo hasta ahora.

Con estas medidas adicionales, el banco central aspira a hacer frente al deterioro de la economía nacional, que según sus nuevas previsiones experimentará una contracción de entre el 5% y el 3% en el ejercicio fiscal en curso, que comenzó el pasado 1 de abril y concluirá a finales de marzo del 2021.

El pronóstico realizado sobre la evolución de la economía japonesa contrasta con el que efectuó la entidad en su reunión anterior de enero, cuando vaticinó un crecimiento interanual del producto interior bruto nacional para este ejercicio de entre el 0,8% y el 1,1% en términos reales. El banco central nipón también revisó a la baja su estimación de la evolución de la inflación, y prevé que en el ejercicio en curso el Índice de Precios de Consumo se sitúe en negativo entre el 0,7 % y el 0,3 %, muy lejos del objetivo del 2 % anual fijado por la entidad.

Al margen de la ampliación de sus programas de compras de activos, el BoJ ha dejado intacta la tasa de interés de referencia a corto plazo del -0,1 % que aplica desde 2016 para los depósitos de las instituciones financieras, con el fin de fomentar el gasto y las inversiones.

Además, y pese a eliminar el límite para la compra masiva de bonos estatales, tratará de mantener el rendimiento de estos activos a largo plazo (10 años) en torno al 0 %, explicó la entidad en un comunicado.

El banco central "continuará analizando" la evolución del covid-19 y "no dudará" en tomar medidas adicionales de flexibilización en caso de considerarlo necesario, señaló.