Brasil se acerca sin pausa a las 40.000 muertes por coronavirus y en pocos días se convertirá en el segundo país del mundo con mayor cantidad de casos letales, superando a Gran Bretaña (42.213 decesos). Los 1300 fallecimientos de este miércoles y los 33.100 contagios, que llevan el número de infectados a 775.184, coincidieron con dos escándalos políticos vinculados a la misma deriva de la crisis sanitaria. De un lado, la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro votó a favor de iniciar un juicio político contra el gobernador Wilson Witzel, por presunto desvío de dinero en la construcción de hospitales de campaña en medio de la pandemia. A su vez, la Policía Federal allanó el palacio de Gobierno del nordestino estado de Pará en el marco de una investigación por supuesto fraude en la compra de respiradores para tratar a pacientes con covid-19. Helder Barbalho también ve peligrar su cargo. "Estoy tranquilo y disponible para cualquier aclaración que pueda ser necesaria. Actué a tiempo para evitar daños a la cartera pública, ya que los fondos fueron devueltos a las arcas estatales", dijo en las redes sociales.

El caso de Witzel es más complejo porque forma parte de la misma ultraderecha que llegó al poder a nivel nacional en 2019. Su triunfo electoral se basó en las mismas consignas de Jair Bolsonaro: redoblar la violencia policial para resolver el conflicto que tiene lugar en los barrios marginales, por lo general territorios en disputa de bandas de narcotraficantes y fuerzas parapoliciales. Pero Witzel se ha distanciado del presidente. Bolsonaro creyó ver en el gobernador a alguien que conspiraba contra él y sus hijos. No en vano, el capitán retirado celebró días atrás el inicio de las acciones en su contra. Ahora la legislatura debe resolver la suerte de Witzel y los medios creen que no será favorable: 69 de los 70 parlamentarios votaron a favor del juicio político. La sentencia será decidida por un comité de cinco legisladores, cinco jueces y el presidente del Tribunal de Justicia estadual.

El clan familiar festeja

"Recibo con espíritu democrático y resiliencia la noticia de la tramitación del proceso de impeachment por parte de la Asamblea Legislativa", dijo Witzel y aseguró estar "absolutamente tranquilo sobre mi inocencia". Ex marino y ex juez federal, el gobernador que alguna vez propuso disparar misiles contra las "favelas" para resolver la cuestión de la violencia en las colinas que rodean a la "ciudad maravillosa" así como su periferia, recordó las razones por las cuales llegó a su puesto en el segundo estado más importante del gigante sudamericano. "Fui electo teniendo como pilar el combate a la corrupción y no abandoné en ningún momento esa bandera. Es eso lo que, humildemente, iré a demostrar ante las señoras diputadas y los señores diputados". Mientras tanto, "seguiré en funciones" y "me prepararé para la defensa". Witzel dijo "tener la certeza" que la legislatura "juzgará los hechos como verdaderamente ocurrieron". El clan presidencial comenzó a festejar por anticipado. "Ustedes saben dónde estará pronto", dijo el jefe de Estado sobre el probable destino del gobernador. A diferencia de lo que ocurre en Río de Janeiro, el Ejecutivo nacional es un ejemplo de probidad, dijo su hijo y senador, Flavio Bolsonaro. "Nunca en la historia un Gobierno fue tan transparente y responsable", agregó.

Su padre tiene una treintena de pedidos de juicio político en el Congreso. El presidente de la Cámara de diputados, Rodrigo Maia, descartó no obstante la apertura de un proceso de remoción de Bolsonaro "por el momento". A su criterio, el país debe concentrarse en el combate contra el covid-19, "salvar vidas" y "salvar empleos". Bolsonaro lo calificó de "bosta".