La Cámara de Comercio de Castellón entiende que la decisión de aplazar las fiestas de la Magdalena y las Fallas obedece a criterios de fuerza mayor, que tienen que ver con las exigencias en materia de salud pública que requieren un esfuerzo extra y de la responsabilidad de todos con el fin de superar las actuales contingencias.

La salud de los ciudadanos es siempre lo prioritario y así debe entenderse por encima de cualquier condicionamiento económico, laboral o empresarial, cuyos intereses deben supeditarse a recobrar la normalidad lo antes posible.

Si bien, tampoco deben desdeñarse los daños que estas medidas infligirán sobre la economía castellonense, el turismo, la hostelería, el comercio, la agricultura, la industria y todos los actores productivos y de servicios, sectores que tanto necesitamos para asegurar el bienestar y el progreso de todos. Para ello, requerimos a las autoridades y a los diferentes gobiernos a trabajar de manera conjunta para asegurar un escenario que permita, por un lado, amortiguar los daños y, por otro, trazar la puesta en marcha de iniciativas que nos permitan superar cualquier bache en nuestro desarrollo.

Esta crisis, como cualquier crisis, afectará a todo el entramado económico, pero se cebará especialmente con las pymes, que requerirán de medidas de estímulos que deben incrementarse en lo sucesivo y en consonancia con el ritmo de los acontecimientos. La Comunidad Valenciana, en general, y la provincia de Castellón, en particular, se muestran muy vulnerables ante una situación desconocida e inédita. Desde Cámara estamos convencidos de que sabremos sortear la situación desde el ímpetu que siempre ha demostrado un tejido empresarial provincial que hoy requiere de la activación de medidas que nos permita compensar los daños, tanto directos como colaterales, que han surgido a consecuencia del Covid-19.