'Resistiré' es el himno de los balcones, los sanitarios y la infanta Elena. Lo lanzó el Dúo Dinámico Manuel de la Calva firma la música y lo vigorizó Almodóvar al incluirlo en la película 'Átame'. Pero es la letra, inoxidable, la que combate la pesadumbre. Su autor, Carlos Toro Montoro (Madrid, 1946), desde hace 30 años cronista deportivo, es un caballero ilustrado, fuera del tiempo y de los flases ('y eso que tiene 'hits' como 'Mamá quiero ser artista', 'Desesperada' y 'Oliver y Benji'!). Reservado, se aviene a confesar el origen del superéxito.

-'Resistiré' ya no es suya.

-Pertenece a la gente. Ha servido de bálsamo contra las adversidades individuales y para la reivindicación de colectivos que se han sentido injustamente tratados. Sonó en el Corralito del 2002 en Argentina. La chilena Michelle Bachelet la cantó en un colegio de niños discapacitados. La entonaron en los Goya del 2015. Y ahora se ha convertido en el himno nacional de la esperanza.

-A estas alturas, ¿le emociona?

-Sí. Soy un hombre duro que no frío y no me emociono con facilidad, pero estos días, cuando salgo a aplaudir y la oigo en los balcones, si parpadeo, se me saltan las lágrimas.

-¿Orgullo filial?

-Me pongo en el lugar de los que no pueden despedir a sus allegados, de los ancianos de las residencias que han convivido con los muertos, de los que temen por su futuro laboral. La canción no detiene al virus, pero da un poco de fuerza a los que la pesadilla les alcanza.

-¿La inspiró su padre, republicano condenado a muerte por el franquismo?

-Eso ha corrido, pero no es verdad. Está basada en la frase "el que resiste, gana".

-¿A qué resistía cuando se sentó a escribirla, entonces?

-En ese momento yo tenía un dolor sentimental. La clave está en la segunda frase: "Cuando duerma con la soledad".

-¿De veras? ¿Y se recuperó?

-Sí, sí. Aunque, como también escribí en una canción para Pablo Abraira, "todo amor eterno es provisional".

-¿La entonará aquella dama desde su balcón estos días?

-Es posible, pero nunca supo que hablaba de ella. Es mi pequeña venganza. Las obras permiten a los creadores reformar la existencia.

-La suya, en general, no ha estado mal.

-En lo humano he pasado mis momentos duros. Mi padre salió de la cárcel cuando yo tenía 13 años -fue una carencia importante- y mi madre me sacó adelante con dificultad. Vivíamos con mis tíos, todos juntos, en circunstancias precarias. Pero pude elevarme sobre esas penurias originales, hice tres carreras, trabajé en lo que me gustaba y llegué al éxito en mis dos profesiones: la música y el periodismo deportivo.

-¿Qué opina el hijo de un viejo comunista de que la infanta cante su himno?

-Los viejos comunistas contribuyeron a esa Transición que algunos quieren romper ahora. Que la infanta cante 'Resistiré' no deja de ser una reedición simbólica de aquella unión del país alrededor de esa convención que es la monarquía.

-De poder elegir intérprete, seguro que le viene algún otro a la mente.

-Bob Dylan. Si Dylan cantara 'I will resist' sería un espaldarazo mundial.

-Con la de royalties que debe cobrar usted...

-He podido llevar una vida cómoda, pero austera. Carezco de vicios. Nunca he fumado, ni bebido, ni he salido de noche más que un par de veces. De las 800 canciones que he publicado, 'Resistiré' es sin duda la que ha generado más beneficios.

-¿Recuerda el primer éxito?

-Fue 'Ven, ven', adaptación de una canción francesa que grabó Marisol cuando estaba en su cumbre. Y el gran empujón en el mercado anglosajón vino con Demis Roussos, un artista extraordinario para el que trabajé mucho.

-Con lo bien que le iba, ¿por qué dejó la industria?

-Siempre me imaginé haciendo canciones y escribiendo de deportes. Pero en la música, hubo un momento en que cambiaron las formas de relacionarse con las compañías de discos y las promotoras.

-Ya no era su mundo.

-No. Me fui apartando, y nos apartaron. Mi vocación musical estaba suficientemente saciada. No me compensaban los esfuerzos. El periodismo deportivo, que ejerzo desde 1988 -en 'Diario 16' y 'El Mundo'-, me permitía una total autonomía. Mientras, Marta Sánchez o Paulina Rubio seguían cantando mis canciones; y si tus canciones siguen, tú también.