Cuando llega la hora de la siesta, tradicionalmente en todos los rincones de la provincia de Castellón, son cientos los castellonenses que normalmente en fines de semana se bajan al bar habitual a jugar su partideta de guiñote. Un juego de cartas de origen aragonés muy arraigado desde hace décadas en suelo provincial y que está sirviendo de válvula de escape para gran cantidad apasionados a este ‘hobby’ durante esta época de confinamiento por la pandemia del coronavirus.

La dinámica de este juego es sencilla. Se disputa normalmente por parejas, en partidas entre cuatro componentes, dos contra dos, donde se ubican en la mesa un compañero enfrente del otro y el turno de juego va en sentido contrario a las agujas del reloj.

En la provincia se juega con 40 cartas, se suprimen los 8 y 9 de la baraja tradicional española y se reparten seis naipes por participante, dejando las otras en el montón para robar, siendo una de ellas, que está destapada, con considerada triunfo, cuyo palo siempre domina sobre el resto.

Teniendo como más valor el as (el 1), el 3 y luego las llamadas figuras (rey, sota y caballo), gana cada mano la carta más alta del palo de la tirada inicial o el triunfo más alto en mesa.

Un juego dinámico, de pensar y en el que hay que superar los 100 puntos (llamados 50 de malas y 50 de buenas). Para ganar lo que se llama un coto, la pareja vencedora será la que gane tres, cuatro o cinco partidas (según se decida a cuánto se juega el coto). Además, se pueden formar parejas del mismo palo uniendo rey y sota, dando la posibilidad de cantar un 20 o las famosas 40 (si es de triunfo).

Risas, trucos, señales, piques sanos… todo ello sin poder hablar de las cartas que uno posee. Aunque siempre hay polémicas durante la partida y el análisis en una postpartida de lo más animada. Y la pareja que pierde paga el café, el refresco o, cómo no, el carajillo.

Guiñote Pro, ‘on line’

En esta época de cuarentena por el covid-19, muchos guiñoteros han encontrado el maná en la app Guiñote Pro, para móviles, tabletas y PC, o a través de su web, diseñada y puesta en marcha por la Asociación Aragonesa de Guiñote Guiñarte.

La aplicación es usada cada día por miles de usuarios de toda España y, por extensión, de todo el planeta, siendo cientos los castellonenses que la utilizan. Ofrece una clasificación semanal y otro ránking total, donde cada jugador puede ir escalando peldaños en función de si gana o no las partidas en disputa.

‘Mediterráneo’ se cuela en una partida provincial

Además, la app ofrece la opción de jugar solo contra el ordenador, es decir, partidas entre un humano y tres máquinas; jugar contra el mundo (al usuario le asigna una mesa al azar contra otras personas), y también existe la posibilidad de enfrentarse a los amigos (cuatro jugadores crean una mesa virtual, con una clave de acceso, y en la que solo pueden acceder ellos).

Dada la alta demanda, diariamente se juegan partidas e incluso han creado grupos de whatsapp en diferentes zonas de la provincia con guiñoteros. El diario Mediterráneo se ha colado en una partida on line en la que los componentes de esa mesa son de Castelló, Tírig, Sant Mateu y Rossell… con el carajillo en juego, virtual, evidentemente.

David Gregori Díaz es un joven de 24 años de la capital de la Plana, que ha heredado la pasión del guiñote a través de miembros de su familia. «Antes de la cuarentena, mis amigos y yo solíamos jugar los fines de semana. Quedábamos el sábado por la tarde y hacíamos unas partidas al guiñote y tomábamos algo», comenta, añorando aquella situación.

«Ahora, con la cuarentena, decidimos buscar un juego de guiñote así poder jugar partidas juntos, como si no existiera el confinamiento. Entonces encontramos GuiñotePro», añade, reconociendo que durante estas jornadas en casa han seguido la tradición de muchas tardes, a las 15.00 horas, conectarse «vía a la aplicación Skype y jugar al guiñote»: «Así nos vemos y desconectamos de todo esto un poco».

Incluso va más allá, destacando que además han montado una competición de guiñote entre ellos, «con una liguilla con varias partidas, semifinales y final, para así hacerlo un poco más serio, picarse, reírse, y hacerlo todo más ameno», arguye Gregori.

En el Alt y el Baix Maestrat

Otro apasionado del guiñote es Juan Isidro Boix Artiga, de 37 años y natural de Sant Mateu (Baix Maestrat). Sanitario de profesión, en estos días tan difíciles en los que debe estar al pie del cañón a causa del coronavirus, intenta «evadirse fuera de horas de trabajo» y cuando la familia le da «un respiro», ya que le encanta «este juego de cartas», reconoce.

«Juego de vez en cuando, siempre que tengo algo de tiempo, porque primero son mi mujer y mis hijos. Y la verdad que no me fijo demasiado en el ránking de la app, no le doy importancia, ya que juego para relajarme y divertirme con los amigos», confiesa.

Desde Tírig (Alt Maestrat) se conecta a Guiñote Pro Daniel Roda Arbasegui, de 33 años, quien explica al diario Mediterráneo que «antes del coronavirus jugaba los fines de semana en el bar del pueblo». «Ahora juego dos o tres partidas al día a GuiñotePro, una forma divertida de estar entretenido en casa, ya que son muchas las horas las que tenemos que pasar encerrados y así te lo pasas bien y te ríes con los amigos», indica.

Por último, en Rossell reside Anselmo Ortí Ferreres, santmatevano y guiñotero de herencia familiar, de 37 años, quien no oculta que normalmente juega después de comer en el comedor del trabajo con los compañeros y se juegan «el café».

«Luego, cuando llegó el estado de alarma, echaba en falta las partiditas después de la comida y decidí jugar on line», añade, destacando que «eso sí, hay que practicar y mejorar para no pagar el café o el carajillo en la vuelta a la rutina», finaliza este gran apasionado del guiñote natural de Sant Mateu que no pierde las costumbres.