La crisis del coronavirus ha obligado a este joven castellonense a decidir abandonar Filipinas y a tratar de regresar el próximo lunes a Castellón, tras intentos fallidos en salir del país. “La situación de histeria ha empeorado en Filipinas de la noche a la mañana debido a la ampliación de la cuarentena a toda la isla de Luzón, y salvo que me cancelen el vuelo, cierren el espacio aéreo por completo o la aerolínea deje de operar como muchas otras, volveré en unos días a España. En un principio, nos dieron 72 horas para salir del país, pero finalmente y viendo que era imposible que todos los extranjeros saliéramos, el gobierno filipino ha decidido ampliar el plazo”, señalaba al Mediterráneo, Pablo Sospedra Miró que oriundo de Castellón, creció entre las playas de Benicàssim y las montaña de Llucena, hace ahora veintiséis años.

Es curioso recordar que tan solo dos semanas atrás, Pablo disfrutaba desde la ventana de su Airbnb de un precioso atardecer oceánico en Bangsaen (Tailándia) tras cumplir su sueño y clasificarse para el Campeonato del Mundo Ironman 70.3 que se disputa en Nueva Zelanda donde se medirá contra los mejores triatletas del mundo en la distancia de 1,9 km nadando, 90 km en bici y 21 km corriendo. Pablo, que compagina desde ya hace años su pasión por estas tres disciplinas -con sus estudios primero, y con su ocupación profesional después- consiguió este gran éxito deportivo y personal con mucho esfuerzo y trabajo. “En ese momento, el tema del coronavirus sonaba con poca fuerza, y ningún país del Sureste Asiático parecía tomar grandes medidas. De hecho, me extrañó la primera vez que me midieron la fiebre y me proporcionaron alcohol desinfectante antes de entrar en el aeropuerto de Bangkok para volar a Phuket. Bien es cierto que yo ya tomaba precauciones y llevaba mascarilla en lugares multitudinarios”, recuerda. Por una parte, está orgulloso de poder decir que un castellonense estará en esa línea de salida en noviembre de 2020 en Taupo (Nueva Zelanda) si es que finalmente se disputa la prueba. Pero por otra, sabe que no es la prioridad ahora mismo. “Es momento de cambiar el chip, reflexionar sobre las posibles consecuencias de la situación que estamos viviendo y hacer un gran re-set a todos nuestros planes de futuro y posibles sueños”, señalaba.

Pablo ha visto interrumpido un apasionante momento en su vida en el país donde aterrizó en enero de 2019 por motivos profesionales. “Esta situación excepcional nos descoloca a todos. Por mi parte, estaba viviendo una experiencia de ensueño, entrenando y compitiendo al más alto nivel posible en los países del SEA, y combinando esta actividad deportiva con otros dos asuntos de interés: los negocios internacionales, colaborando con el proceso de internacionalización de empresas españolas en el mercado asiático; y el desarrollo personal y deportivo, con programas especializados”, afirma.

Pablo, que pese a sabiendas de que el gobierno filipino escondía información sobre los infectados y fallecidos por el COVID-19, no se planteaba hacer las maletas en primera instancia. “Si me baso en las noticias y en los números que están a mi alcance, Italia y nuestro país están mucho peor que Filipinas, pese a que este último se encuentra mucho más cerca de Wuhan (China) y tenga una población de 106 millones de habitantes. No me voy por la situación actual de cuarentena, ya que es la misma que España, me voy por la incertidumbre de cómo afectará el colapso de la economía mundial y la grave situación de crisis en los países en el futuro. Filipinas sigue siendo un país en desarrollo y tercer mundista, y escasea muchas cosas que en España damos por sentadas”, puntualiza.

AMPLIA TRAYECTORIA

Nuestro protagonista estudió la carrera de Derecho en Valencia con una estancia anual internacional en la Universidad de Helsinki (Finlandia) y una estancia nacional en la Universidad Autónoma de Madrid, donde trabajó para un reconocido despacho de abogados a nivel internacional. También inició un proyecto solidario relacionado con el triatlón y pese a su temprana edad ha vivido y trabajado en países como Nueva York, Irlanda o la mencionada Filipinas.

Si algo queda claro para este castellonense que ha recorrido ya muchos países del mundo y que se encuentra cómodo fuera de su ‘zona de confort’ es que “la vida es constante cambio y no hay que dar nada por sentado. En estos momentos todos nos tendremos que reinventar y salir adelante siendo más fuertes que nunca”. Como nosotros, confía en los españoles y sabe que juntos podremos salir de cualquier situación.