El Gobierno chileno decidió querellar a 31 personas que realizaban una fiesta clandestina en un barrio coqueto de Santiago en medio de la cuarentena. El ministro del Interior, Gonzalo Blumel, calificó de "absolutamente reprochable" la actitud de esas personas y pidió "una señal clara de parte de la justicia" para aleccionarlos. La jarana irrumpió como la contracara inaprensiva de una crisis sanitaria que ya tiene 242.355 infectados por coronavirus. De esta manera, Chile ha superado a Italia en cantidad de casos positivos. En pocos días desplazará a España de la condición de séptimo país del mundo con mayor cantidad de contagiados (246.272). Pero, además, se acumulan 4479 muertes. Si se añaden unos 3000 decesos considerados sospechosos a los quienes no se les hizo el test PCR, la cifra de fallecimientos se elevaría 7.364.

"Probablemente no hemos hecho tan bien en trazabilidad y aislamiento. En identificar rápidamente a los contactos estrechos y aislarlos rápidamente si no tenían las condiciones de hacerlo", reconoció este domingo la portavoz del presidente Sebastían Piñera, Karla Rubilar. Dias atrás e ha promulgado una ley que penaliza duramente el quiebre del autoaislamiento. Sin embargo, la pandemia todavía se reserva mayores amenazas. Piñera se vio obligado a echar a su ministro de Salud, Jaime Mañalich. Pero el reemplazante, Enrique Paris, se encuentra también en un callejón sin salida. "El Gobierno debe actuar. No puede seguir impávido ante la enorme crisis que el covid-19 está significando para Chile", alertó un colectivo de científicos, arrojando un panorama sombrío: si no se decreta un "confinamiento drástico" e inmediato, las estimaciones "nos alertan de la posibilidad de alcanzar los 70.000 fallecidos".

Los sindicatos del sector sanitario y los partidos políticos de la oposición le reclamaron a a su vez París una reunión "urgente" para discutir un cambio de estrategia y evitar dramas mayores. Los firmantes de la carta sostiene que el Gobierno de derechas ha incurrido en numerosos errores cuyo costo en vidas puede ser mayor: hubo "falta de transparencia, negación de la colaboración efectiva de la comunidad científica y sanitaria" y una "irresponsable" búsqueda de la llamada "inmunidad de rebaño" a pesar de las advertencias de los especialistas. Las autoridades, señalan a su vez, abandonaron la atención primaria y fueron incapaces de aislar de forma efectiva los focos de contagio. También hubo "falta de voluntad" para asegurar la efectividad de la cuarentena, cuarentenas. Todos esos puntos, se remarca por último, "deben ser corregidos de forma urgente para cortar la cadena de transmisión del virus".

"Requerimos con urgencia que se dé un giro en la fracasada estrategia sanitaria para proteger realmente a la población del colapso del sistema", señaló en ese sentido la presidenta de Convergencia Social Gael Yeomans.

LOS DILEMAS DEL PRESIDENTE

Piñera tiene una popularidad del 24% y un escaso margen de maniobra política. El covid-19 no solo trajo la secuela de muertes sino que hizo visible la fragilidad de los chilenos que no se han beneficiado de décadas de crecimiento. Los problemas de la sanidad y la desprotección social se combinaron. El Gobierno se vio obligado a socorrer a millones de personas. "Antes del inicio del invierno hemos llegado a 1.5 millones de hogares con cajas de alimentos en la Región Metropolitana", destacó este fin de semana. En los suburbios se ha activado el malestar colectivo que detonó en octubre pasado en todo el país y que se había apaciguado por la llegada del coronavirus.

El optimismo presidencial es frecuentemente refutado. "Nunca en nuestro país había tomado tanta fuerza la pobreza y las condiciones infrahumanas en que tantas personas viven a diario", señaló Nicole Carvallo, columnista del portal El Mostrador. El estallido social de octubre, añadió, ha mostrado "el claro trasfondo de desigualdad y falta de acceso a servicios y derechos básicos". En ese contexto "cae como una bomba el covid-19". Los chilenos han tenido que enfrentar "dos shocks sin precedentes".