El coronavirus ha golpeado muy cerca del presidente de Rusia. Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, ha admitido este viernes la existencia de "casos" de coronavirus dentro de la Administración Presidencial, la influyente institución consultiva con sede en el barrio de Kitay-górod formada por altos funcionarios y asesores que apoya las decisiones de Vladímir Putin. Mientras, la cifra oficial de contagiados por el COVID-19 sigue aumentando en Rusia y ya supera el millar, con cuatro fallecidos, unos números que han sido cuestionados tanto dentro como fuera del país.

Según Peskov, el afectado o afectados no han entrado en contacto con el jefe del Estado. "Se toman las medidas epidemiológicas para que el virus no se extienda más allá", ha precisado el alto funcionario.

Durante su intervención televisada del miércoles, la primera dedicada a la epidemia global, Putin se limitó a anunciar beneficios impositivos y fiscales y medidas populares para aliviar el impacto económico del coronavirus en los bolsillos de la población, pero se abstuvo de decretar confinamientos o cuarentena. Ha sido el alcalde de Moscú, Serguéi Sobyanin, quien ha ordenado el cierre de cafés, restaurantes y comercios no esenciales tras admitir que el impacto de la epidemia en la Federación Rusa era probablemente muy superior al que indicaban los datos proporcionados por las instituciones oficiales.

EL PRIMER MINISTRO, A FAVOR DE LA RECLUSIÓN

Este viernes, el primer ministro, Mijaíl Mishustin, se ha unido al coro de voces que demandan a los ciudadanos que se recluyeran en sus casas de cara a la semana vacacional ordenada por el líder del Kremlin a partir del 30 de marzo, exigiendo a la vez que las limitaciones de movimientos y apertura de comercios acordadas para la ciudad de Moscú se extiendan por todo el país. "Quizás durante estos días has planeado visitar un centro comercial, ir a un café o al gimnasio; pero es importante que sepas que el coronavirus se contagia en estos lugares", ha subrayado Mishustin.