Cuánto ansía la población más libertad, pero cuánta responsabilidad requiere cada nuevo paso. Esa es una de las preocupaciones del alcalde de Betxí, Alfred Remolar, quien destaca el buen comportamiento general durante los dos meses de confinamiento, pero, a la vez, ha ganado en inquietud desde que la fase 0 y el pase a la fase 1 --desde ayer, al ser un municipio con menos de 10.000 habitantes, los vecinos pueden salir a pasear sin restricciones horarias-- han dado más libertad de movimiento. Tras haber priorizado la cuestión sanitaria y social, «ahora nos centraremos en las medidas económicas».

No obstante, para muchos el temor no ha desaparecido y la alerta sigue vigente. Es el caso de Ximo Gumbau, que junto a otros compañeros ha combinado su lucha diaria contra la plaga del cotonet de les Valls --un combate exigente e incesante-- con la desinfección periódica de las calles. «Lo hemos hecho mirando por el bien de todos», destaca, y así lo agradecen los vecinos que «aún nos aplauden cuando pasamos».

Ximo Gumbau y Jorge Gamaza han compatibilizado su trabajo en el campo con las desinfecciones.

De velar por los demás se ha encargado, como siempre y un poco más, el equipo de voluntarios de Cruz Roja, que en Betxí preside Antonio, quien cree que «en general, la gente se ha dado cuenta de que esto es mucho más serio de lo que en principio creíamos». Han estado para acompañar y ayudar a quien lo ha necesitado.

Y el que se ha encargado de la alegría y la ilusión, emociones algo castigadas estos días, ha sido el grupo Malabó, que sigue felicitando digitalmente el cumpleaños a los más pequeños.

El grupo Malabó se ha encargado de mantener viva la llama de la alegría en los cumpleaños infantiles.

Loli, presidenta de la asociación de comerciantes, remarca lo mucho que estaban deseando sus compañeros abrir con normalidad y la buena respuesta que están teniendo sus clientes.

Loli, presidenta de la asociación de comercio local, no ha dejado de trabajar vendiendo alimentación.