La pandemia de covid-19 no entiende de fronteras, pero sí de clases sociales, vilipendiando con más fuerza a aquellos que viven en condiciones especialmente precarias. Así lo demuestra un estudio realizado por Médicos Sin Fronteras (MSF), Epicentre y el Instituto Pasteur, en París y su periferia. La conclusión: "los resultados confirman que la propagación del virus es particularmente más activa en condiciones de hacinamiento; como cuando varias personas comparten habitación, duchas y cocina".

El estudio, titulado Precariedad y seroprevalencia de COVID-19 en la región de Ile-de-France, se basa en una encuesta realizada, entre el 23 de junio y el 2 de julio, a 818 personas repartidas en 10 centros de alojamiento de emergencia, dos albergues y dos puntos de distribución de alimentos situados en París y en dos departamentos al norte de la capital, Val d'Oise y Seine-Saint-Denis. Las pruebas de anticuerpos revelaron tasas de incidencia de SARS-CoV-2 que oscilan entre el 18% en algunos emplazamientos, hasta el 94% en otros, alerta el informe.

El número de personas en cada centro y su proximidad física explicaría las diferencias en el número de contagios. La tasa de incidencia oscila del 23% al 62% en los refugios de emergencia, del 18% al 35% en los puntos de distribución de alimentos y alcanza entre el 82% y el 94% en los albergues.

CENTROS DE ASISTENCIA Y ALBERGUES ADAPTADOS

La prevalencia entre personas alojadas temporalmente en pabellones fue tres veces mayor que la detectada entre personas alojadas en otros tipos de refugios temporales, constata el informe. A título de ejemplo, la mitad de las 543 personas examinadas en los refugios de emergencia estuvieron en contacto con el virus y desarrollaron anticuerpos; mientras que en la región de Île-de-France apenas uno de cada 10 habitantes generó anticuerpos.

El estudio, el primero realizado en Europa sobre un colectivo tan concreto en riesgo de exclusión, pone en evidencia la fragilidad de las personas más desfavorecidas frente a la epidemia. Ante la llegada del período invernal y la multiplicación de los contagios, la correcta gestión de los centros de asistencia y albergues parece crucial.

Los dispositivos de emergencia diseñados para facilitar un refugio temporal a las personas sin hogar, sobre todo ante la llegada del invierno, no deben contribuir a crear nuevos brotes, señala Corinne Torre, coordinadora de las operaciones de MSF en Francia. Instando a las autoridades a evitar los lugares colectivos como los polideportivos y gimnasios, en favor de estancias en hoteles y alojamientos con espacios individuales.

DESTRUCCIÓN DE EMPLEOS Y POBREZA

La epidemia de covid-19 no sólo degrada la situación de la población más precaria, también sume en la pobreza a estudiantes, trabajadores temporales, desempleados, autónomos y artesanos. Según una investigación realizada por el diario Le Monde, la crisis sanitaria se traduce en un millón de nuevos pobres en Francia, sumándose a los 9,3 millones que se encontraban bajo el umbral de la pobreza monetaria -con una nómina de unos 1.000 euros- antes de la pandemia.

Y si un millón pudiera parecer exagerado, la Federación de Actores de la Solidaridad (FAS) señala que la cifra es desgraciadamente una estimación a la baja, dadas las 800.000 pérdidas de puestos de trabajo previstas para finales de 2020 en Francia.