Hace apenas dos meses, dos cuestiones sobrevolaban la escena política de Alemania a la espera de respuesta: ¿Aguantaría hasta final de legislatura la desgastada gran coalición entre los democristianos de la CDU y los socialdemócratas del SPD? Y, sobre todo, ¿quién sería el sucesor de Angela Merkel al frente del conservadurismo alemán después de que Annegret Kramp-Karrenbauer decidiese lanzar la toalla y renunciase a su candidatura a la cancillería?
Hoy, nada de eso está ya en la agenda política alemana; la crisis generada por el covid-19 ha barrido de los medios prácticamente cualquier asunto que no esté relacionado con la gestión de la pandemia. Y ha lanzado al partido de Merkel a niveles de intención de voto previos a las últimas elecciones federales del 2017.
Los democristianos alemanes llevaban meses enfrentándose a una seria crisis de identidad con una Merkel ya en segunda línea tras anunciar que no se presentaría a una cuarta reelección. Cada vez que se abrían las urnas, la CDU perdía votos; mientras, la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD) ponía cada vez más en jaque la tan alabada estabilidad política alemana, como quedó patente en la crisis desatada tras las elecciones regionales de Turingia - estado federado en el que la CDU y la ultraderecha votaron conjuntamente para hacer primer ministro a un candidato del minoritario FDP -. Parece que hayan pasado años de todo aquello, pero a inicios del pasado febrero la República Federal se debatía sobre cómo reconstruir el cordón sanitario a la ultraderecha y recuperar la estabilidad para evitar un adelanto electoral.
Avance de 10 puntos
La última proyección electoral deja claro que ese debate queda, de momento, aparcado: según la última encuesta de la televisión pública ARD, la CDU y su hermana bávara, la CSU, sumarían el 38% de los votos si hoy hubiese elecciones federales en Alemania. En apenas un mes, -desde que el Gobierno federal comenzara a tomar medidas para frenar el avance del coronavirus-, los conservadores han avanzado más de 10 puntos.
Se trata de la mejor perspectiva electoral para la CDU-CSU desde agosto del 2017. En un momento de enorme incertidumbre, Merkel y su partido parecen erigirse como la mejor ancla de seguridad ante las consecuencias económicas, políticas y sociales de la pandemia, todavía impredecibles tanto para Alemania como para la Unión Europea. "Estamos viviendo una especie de renacimiento de la CDU", decía recientemente Manfred Güllner, presidente del instituto demoscópico Forsa en Alemania.
Mientras, los socialdemócratas, el socio de la CDU-CSU, ganan un punto (17%). El SPD sigue estando, por tanto, lejos de ser una alternativa real de gobierno al conservadurismo; en un momento excepcional en que el freno del déficit ha pasado mejor a vida y cuando el Gobierno federal despliega billonarios programas de gasto público para amortiguar el impacto del cierre económico, el SPD pierde uno de sus grandes argumentos para desgastar a los conservadores: la exigencia de mayor gasto público para una reanimar una economía que lleva meses rozando la recesión.
Los ecoliberales de Los Verdes, por su parte, se mantienen en segunda posición con el 19%, mientras la ultraderecha de AfD, con nueve puntos, ve claramente frenada su perspectiva electoral. La Izquierda (7%) y los liberales del FPD (5%) siguen estancados. Si hoy hubiese elecciones, la CDU podría, por tanto, elegir socio para gobernar: reeditar una Gran Coalición con el SPD o seguir la vía austríaca con un gobierno ecoconservador, hasta ahora inédito en Alemania.
La incógnita ultra
En el aire queda la incógnita de si la ultraderecha podrá capitalizar electoralmente el inevitable golpe económico que sufrirá la mayor economía de la UE, cuyo PIB podría caer hasta un 10% este año, según el comité de expertos económicos que asesora al Gobierno federal. A pesar de llevar años esperando una crisis sistémica como la generada por la actual pandemia, AfD se muestra ahora incapaz de articular un discurso que desgaste a Merkel y a su gobierno.
"Su central tema es el migratorio, y no veo la manera de cómo podría conectarlo con la actual crisis generada por el virus", dice a EL PERIÓDICO Sebastian Friedrich, politólogo y periodista especializado en movimientos ultraderechistas.
La capacidad de AfD de capitalizar electoralmente la crisis del covid-19 dependerá en buena parte del impacto que genere en Alemania la recesión global que ya asoma en el horizonte, cree Friedrich: "Si pensamos en la crisis que viene, la social es la cuestión con la que AfD podría ganar más capital político".
