El balneario de Copacabana, uno de los más emblemáticos de Río de Janeiro, fue sembrado este jueves de cruces para protestar contra la política sanitaria del presidente Jair Bolsonaro frente al covid-19. Brasil se acerca a las 41.000 muertes y muy pronto se convertirá en el segundo país del mundo con mayor cantidad de casos letales, superando al Reino Unido. El número de infectados ronda oficialmente los 800.000 y todavía no se ha llegado al punto más crítico de la pandemia.

La oenegé Río Paz quiso dar cuenta de un estado de indefensión doble: de un lado el Gobierno de ultraderecha que encabeza el capitán retirado. Por el otro, la propia situación de Río de Janeiro, el segundo estado en importancia en ese país. La Asamblea Legislativa de Río de Janeiro iniciará un juicio político contra su gobernador, Wilson Witzel, por presunto desvío de dinero en la construcción de hospitales de campaña en plena pandemia de coronavirus. Witzel, que también es de ultraderecha, se declara inocente y cree que Bolsonaro está detrás de su caída.

En este contexto, los centros comerciales de Río de Janeiro y Sao Pablo han comenzado a abrir sus puertas después de casi tres meses de una cuarentena que siempre fue rechazada por el presidente. Si bien por el momento el comercio funciona en un horario reducido de apenas cuatro horas, como era de esperar hubo muchas colas, aglomeraciones y vendedores ambulantes en las aceras aledañas de otras tiendas. Se teme que estas multitudes puedan agravar la ola de contagios.