Es evidente, todo lo contrario, que ni Carmelo Ezpeleta, CEO de la compañía Dorna Sports, organizadora del Mundial de motociclismo, ni el portugués Jorge Viegas, presidente de la Federación Internacional de Motociclismo (FIM), se han comportado, ante las graves consecuencias que el coronavirus tiene para su deporte, de la manera tan indiferente y poco profesional como lo han hecho los máximos responsables del Mundial de F-1, el norteamericano Chase Carey, responsable de la FOM (dueños y organizadores de la F-1) y el francés Jean Todt, presidente de la Federación Internacional del Automóvil (FIA).

Mientras Ezpeleta abría, antes que los propios pilotos de Moto3 y Moto2, la conferencia de prensa del jueves del Gran Premio de Qatar, dando todo tipo de explicaciones sobre la suspensión de la carrera de MotoGP de Doha y los cambios en el calendario del Mundial, respondiendo a todo tipo de pregunta, al igual que hiciera, posteriormente, Viegas, Todt ni siquiera ha acudido este fin de semana al estreno del campeonato de monoplazas en Melbourne (Australia), finalmente suspendido por las escuderias, y Carey llegó horas después de que las escuderías, lideradas por la veterana McLaren, hubiesen ya tomado la decisión de negarse a correr en el trazado urbano de Albert Park.

Primeros aplazamientos

De ahí que el Mundial de motociclismo, superado el primer impacto de las suspensiones de tres carreras iniciales de MotoGP (Losail, Doha; Austin, Texas, EEUU y Termas de Río Hondo, Argentina), las dos últimos recolocadas a final de temporada, se esté planteando muy seriamente aceptar, como primera medida que les permita, por fin, empezar el campeonato de la categoría reina, correr a puerta cerrada el Gran Premio de España, que se celebra anualmente en Jerez en el primer fin de semana del mes de mayo.

Ezpeleta y Viegas eran, en principio, muy reacios a aceptar que los grandes premios, seguidos masivamente por miles y miles de aficionados al motociclismo y, sobre todo, por inmensos clubs de fans de los más grandes campeones, se celebrasen a puerta cerrada pero, finalmente, van a tener que aceptar esa situación para que la temporada empiece con cierta normalidad.

Viñales, a favor del arranque

Es evidente que la no presencia de espectadores cambia mucho el sentido de la competición (especialmente hace perder un montón de millones de euros al organizador), pero garantiza, al menos, el comienzo del Mundial, que tanto Ezpeleta como Viegas quieren completar con las 20 carreras programas pues, incluso, están pensando recolocar Catar también en los últimos dos meses del campeonato: octubre y noviembre.

“Es evidente”, comentó recientemente Maverick Viñales, desde el hospital donde se encuentra recuperándose de una caída sin consecuencias serias practicando motocross, “que lo importante es empezar, arrancar, y si lo debemos hacer sin público, nos dolerá a todos, pero sería una manera de empezar a normalizar la situación, cosa que nos iría bien a todos, especialmente a la competición. Si se han jugado partidos de fútbol importantes a puerta cerrada, no creo que pase nada por correr nosotros a puerta cerrada aunque, insisto, preferiríamos que hubiesen aficionados”.