La Comisión Europea tenía que haber presentado el 6 de mayo una propuesta para renovar el marco financiero plurianual y ofrecer un fondo de recuperación potente. No lo hizo y se presenta hoy con unos apuntes mientras algunos dicen que no tendremos una propuesta hasta final de mes. Es claramente inaceptable y como es inaceptable este Parlamento se ha unido en una resolución que contará con un apoyo casi unánime exigiendo una respuesta rápida, solidaria y europeísta, ha resumido el eurodiputado socialista español, Jonás Fernández, sobre el nuevo texto que votará este viernes la Eurocámara y en el que reclaman a la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, un plan de recuperación de 2 billones de euros cuanto antes, financiado con bonos europeos a largo plazo y libre de multiplicadores fantasma.

El proyecto de resolución ha sido pactado por cinco de los siete grupos del Parlamento Europeo -el Partido Popular Europeo, la Alianza de los Socialistas y Demócratas, Renovar Europa, los Verdes y los Conservadores y Reformistas Europeos- que se han comprometido a cerrar filas y no presentar enmiendas para lanzar un mensaje contundente a Comisión y Consejo para redoblar la presión. Esto demuestra que podemos superar nuestras diferencias y encontrar soluciones razonables, ha dicho el ecologista holandés Bas Eickhout.

Nuestra intención es desbloquear la negociación (presupuestaria) que está siendo muy complicada y evitar la discusión sobre quien contribuye más congelando las contriciones nacionales en su nivel actual, ha explicado el liberal y jefe de filas de Ciudadanos, Luis Garicano. El borrador está lleno de advertencias sobre el nuevo marco presupuestario de la UE para el período 2021-2027 y el plan de recuperación frente a la crisis creada por el covid19. Tanto a los gobiernos de la UE como a la Comisión Los eurodiputados urgen a que la reconstrucción no se financie en detrimento de los programas existentes y a no hacer trampas con los números ni a utilizar multiplicadores fantasmas porque de lo contrario, avisan, rechazarán la propuesta.

Reforma en los recursos propios

Según los eurodiputados, Bruselas debe aprovechar la ocasión para reformar el sistema de recursos propios de forma que sirva de palanca para alimentar las necesidades gracias a nuevos impuestos -base común del impuesto de sociedad, una tasa a los servicios digitales, a las transferencias financieras, el esquema de comercio de emisiones, a los plásticos y una tasa al carbono en frontera- que se sumarían a los ingresos adicionales procedentes de las multas que impone la Comisión y el IVA. Solo así, sostienen, podrán congelarse las contribuciones nacionales, tal y como reclaman los países del norte.

Si no quieren aceptar la creación de nuevos recursos propios, un presupuesto comunitario viable conllevará inevitablemente aceptar un aumento adicional de las contribuciones directas, advierte el borrador que pide también la eliminación de los cheques nacionales y el aumento del techo de gasto para aumentar la capacidad de pedir prestado en los mercados y poder financiar un paquete de recuperación que debe ser masivo. Con 2 billones de euros, la mitad en forma de transferencias, financiado a través de deuda a largo plazo europea, que se desembolsará en forma de préstamos y mayoritariamente a través de ayudas y subsidios directos y sin multiplicadores mágicos y dudosos.

Von der Leyen se guarda los detalles

He visto los primeros documentos y siguen como si nada hubiera pasado, con multiplicadores que dicen que multiplicarán todo por 45. Ni Jesús multiplicó los panes y los peces por 45. Pero la Comisión es a lo que se dedica y es típico de la burocracia. Van a incrementar aquí un poco más y pedir garantías a los Estados miembros. Es lo que no hay que hacer, ha reclamado el liberal belga, Guy Verhoftstadt durante el debate con Von der Leyen.

La presidenta de la Comisión no ha dado muchos detalles de sus planes. Ni sobre el volumen que tendrá el presupuesto ni sobre qué porcentaje corresponderá a subsidios, tal y como reclaman los países del sur del Europa. Sí ha reiterado que se financiará con la emisión de deuda comunitaria, que los fondos se concentrarán en los primeros años de la recuperación y que el grueso estará destinado a ayudar a los Estados miembros a recuperarse del impacto de la pandemia. Entre sus planes también figura la idea de favorecer nuevas inversiones estratégicas, para reducir por ejemplo la dependencia de terceros países en la fabricación de mecanismos, y un instrumento de solvencia para apoyar las necesidades de recapitalización de empresas en peligro siempre que tengan su sede en la UE.