Sin lugar a dudas son las dos imágenes religiosas que cuentan con el mayor fervor de los castellonenses, la Mare de Déu del Lledó, patrona de la ciudad, y el Sant Sepulcre, el Cristo Yacente, que recorre las calles de Castelló el Viernes Santo.

A ambas los ciudadadanos, creyentes y no creyentes, se han aclamado, desde tiempo inmemorial, en momentos de gran dificultad, como la crisis sanitaria internacional del coronavirus, que está azotando a todo el mundo.

Ante ello, las dos congregaciones que custodian las figuras devocionales (cuya suma de cofrades supera los 3.400), pedirán al Obispado, cuando haya acabado la pandemia, que se celebren sendas procesiones con los dos iconos más sagrados del Castelló en clave de religión católica .

Salidas extraordinarias a la calle, cuyo origen se pìerde en la noche de los tiempos para pedir ayuda y sufragio en épocas de pestes y pandemias y también en rogativa para dar gracias a Dios.

CRUZ POTENZADA // El clavario del año 2020 de la Sang, Manuel Altava, califica de «buena idea» el cortejo. El cronista de la hermandad de la plaza María Agustina, Javi Remiro, sentencia que, «hay que sacar al Cristo por razones históricas y por su sello espiritual».

En la misma línea se posicionan Gonzalo González-Espresati, Enriqueta Verdiell y Clara Gómez, cofrades de la veterana institución de la cruz potenzada. Para Santi López, de Paz y Caridad, «sería una gran inciativa recuperar la tradición de sacar las imágenes más representativas». En Lledó el sentir general es el mismo. María Cornelles, Lola Jóvena y Carmen Rosa Franciso, exmiembros de la Junta de Camareras, hablan de «acompañar a la Virgen, sentirla más cerca y como acción de gracias».

Lidón Moliner, que apela a que «pase este momento», señala «la unión que hay entre la Lledonera y los castellonenses». H