Para un buen número de empresarios de localidades costeras de Castellón el año se divide en dos únicas estaciones. El verano es cuando trabajan. Y el invierno es el periodo de descanso, aprovechando la escasa afluencia de visitantes. Ayer comenzó el verano astronómico, como relevo del invierno turístico más largo que se recuerda. Por el aspecto de las playas y terrazas, el tardío arranque llegó con buen pie, ya que a las buenas temperaturas se sumó la llegada de clientes de fuera de la provincia. Especialmente de gente de la Comunitat, que desde el pasado lunes ya podían circular con libertad por todo el territorio autonómico tras alcanzar la fase 3 de la desescalada.

Los valencianos son la avanzadilla de un proceso que se espera imparable, puesto que desde la medianoche del domingo, con la finalización del estado de alarma, ya no hay barreras a la movilidad por todo el territorio nacional. Turistas asiduos y propietarios de segundas residencias afincados en Cataluña, Aragón, el País Vasco o Madrid ya pueden acudir cuando quieran a la costa provincial. Francisco, dueño de un bar de Peñíscola, comentó que en los últimos días «habíamos estado preparando para abrir; no lo habíamos hecho hasta ahora porque aún se veía muy poco movimiento, pero el sábado empezamos y la cosa ha ido bien».

Los primeros chapuzones y paseos también fueron frecuentes en Benicàssim, Orpesa, Castelló. Burriana, Moncofa o Alcossebre. Para ello, en las últimas semanas se ultimaron los preparativos en las playas para garantizar un correcto aforo y distancia entre los usuarios. Las estrategias incluyen desde las entradas y salidas diferenciadas hasta el control aéreo mediante el vuelo de drones. Y próximamente se unirán los asistentes contratados tanto por parte de la Generalitat como por algunos consistorios.

ALOJAMIENTOS / En estos primeros compases son los apartamentos los que dominan los alojamientos. Una gran parte de hoteles, especialmente los que cuentan con una mayor capacidad, todavía no ha abierto sus puertas. Estaba previsto que el desconfinamiento nacional no llegara hasta la próxima semana, por lo que el regreso quedó programado entre el 26 de junio y el 1 de julio. El presidente de Ashotur, Carlos Escorihuela, indicó que las expectativas de esta temporada «son difíciles de manejar, y hay que ver cómo evoluciona la situación económica y sanitaria».

Por el momento el nivel de reservas es escaso en comparación con los años anteriores, cuando parecía que la crisis del 2008 ya había quedado definitivamente atrás y era necesario llamar con mucha antelación para asegurarse tener habitación en las fechas deseadas. En cambio, el comportamiento de la última hora será determinante. Pese a ello, las estimaciones apuntan a que se llegará al 50% de ocupación.

PÉRDIDAS / «Los empresarios estamos dispuestos a asumir las pérdidas de este año», añadió Escorihuela. El agujero en las cuentas tiene que ver tanto con la merma de ingresos de marzo a julio como la menor actividad estival, y un previsible ajuste de precios para animar a los indecisos. «Confiamos en que todo se vaya normalizando, y en los dos meses que hay por delante tengamos ocupaciones razonables», dijo el presidente de Ashotur.

Desde Altur-Hosbec, Alexis de Pablo también mencionó que tras unas circunstancias inéditas «habrá temporada, y ya empieza el goteo de reservas, por lo que estamos expectantes». El responsable de esta organización empresarial aludió a que Castellón contará finalmente con cerca del 70% de plazas disponibles, superior a la media de la Comunitat, que será de un 55%. Carlos Escorihuela aludió a «la escasa masificación de nuestros destinos y nuestra especialización en el turismo nacional», como puntos fuertes para dar garantía a los visitantes.

AYUDAS / El moderado optimismo ante la reactivación del sector llega tras una semana en la que el Gobierno presentó un plan de ayudas de 4.262 millones que dejó fríos a los empresarios. La principal queja viene por la ausencia de ayudas finalistas e incentivos para que los habitantes del territorio nacional puedan hacer vacaciones. En cambio, la mayor parte del dinero aportado, 2.500 millones, se basa en una línea de créditos ICO, que se sumará al endeudamiento al que deben hacer frente par obtener liquidez por el bache del coronavirus.

El otro frente que sigue abierto es la continuidad de los ERTE por fuerza mayor para parte de las plantillas. El secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer, abogó el viernes a que se mantengan unos meses más.