A pesar del confinamiento, la alcaldesa de Almassora, Merche Galí, sigue acudiendo a su despacho del Ayuntamiento para seguir al frente de la gestión municipal en plena crisis sanitaria. Insiste en que lo primero es la salud de los vecinos y remarca que también han puesto en marcha medidas sociales y fiscales para ayudar a todos los habitantes.

--¿Cómo ha vivido los primeros 15 días del estado de alarma?

--Las sensaciones van variando porque, en un primer momento, la prioridad era cerrar instalaciones municipales para proteger a la ciudadanía y concienciar de la situación cuando todo empezó. Después llegaron los cierres de negocios por parte de Generalitat y el confinamiento por el estado de alarma. Y después, por si fuera poco, recibimos la peor noticia desde que soy alcaldesa: el asesinato machista de una vecina. Uno de los días más angustiosos que hundió más la moral de todos. A pesar de las dificultades, tengo que recalcar que la mayoría de la población muestra un comportamiento ejemplar.

--¿Qué es lo que más le preocupa ahora como alcaldesa?

--Lo primero, la salud de vecinos, sobre todo de la población mayor, que es una de las más vulnerables y a la que, según me traslada la Policía Local, le cuesta más adaptarse al confinamiento y variar sus rutinas porque, en algunos casos, no es consciente del peligro al que se enfrenta. Un dato muy curioso de esta situación es que buena parte de la población que llama a Servicios Sociales en estos momentos lo hace por soledad. Tiene necesidades básicas cubiertas, pero se enfrenta al miedo desde casa sin compañía. El personal del departamento les atiende con muchísimo cariño para vencer estos momentos de angustia y, de hecho, una técnica va a llamar a todas las personas mayores que habitualmente participan en talleres y cursos municipales para ver cómo están.

--La primera medida que puso en marcha fue activar un servicio de emergencia para realizar compras de alimentación y fármacos a mayores y discapacitados. ¿Cómo está funcionando?

--La pandemia nos ha demostrado que la verdadera red social es la que tejemos en nuestro entorno. Y los datos lo demuestran: solo tres personas han pedido que le llevemos la compra a casa. El resto recurre a familiares, amigos y personas de confianza. También hemos adelantado 2.500 euros para Cáritas, que gestiona las compras semanales de alimentación a personas sin recursos. Y tenemos una bolsa de 26.000 euros que usaremos si es necesario.

--También inciden en aliviar la presión fiscal a los vecinos.

--Firmé hace días el decreto para suspender los embargos, de manera que nadie se vea afectado, y el aplazamiento de los pagos del impuesto de vehículos y la tasa de basuras. Pero, una vez finalice la pandemia, será momento de saber cuántos empleos se han destruido, cuántas familias se han quedado sin ingresos y qué medidas van a tomar otras administraciones supramunicipales para atajar la crisis, de manera que no dupliquemos ayudas y podamos atender a todos los sectores.

--La crisis sanitaria ha obligado a anular algunos actos programados y el Ayuntamiento ya ha anunciado que el presupuesto de estas actividades se destinará a emergencia social. ¿Hay un balance económico aproximado?

--En este momento no disponemos de cifras. Por eso pedí a los concejales que hagan un balance del presupuesto que consideran que no podrá ejecutarse este año por la anulación de actividades. Lo que tenemos claro todo el equipo de gobierno es que el dinero que no gastemos este 2020 por la programación que se ha suspendido y la que tendrá que cancelarse, irá destinado a cubrir la emergencia social. Si el dinero estaba reservado para la ciudadanía, tiene que revertir en ella.

--Faltan menos de dos meses para la celebración de las fiestas patronales de Santa Quitèria. ¿Trabajan en la posible suspensión de la semana grande?

--Desde luego, la posibilidad existe y es muy real. Si hace un mes parecía imposible que las Fallas o la Magdalena pudieran cancelarse, hoy vamos viendo cómo otras actividades también se aplazan. En Almassora jugamos contra el calendario porque son más de 100 actos programados, muchos dependen de la contratación pública y sus plazos, ahora, difíciles de prever. Vamos a esperar a ver la evolución y en los próximos días tomaremos una decisión.

--Las obras públicas, como el colegio Regina Violant o la remodelación de la Vila, ¿van a mantener su actividad en este periodo?

--Quedan a expensas de las medidas que adopte el Gobierno. Sé de las molestias que pueden causar, como en el caso de la Vila o Boqueras, al vecindario confinado, pero si el Ejecutivo central no prohíbe su actividad, yo no tengo competencias para hacerlo por mucho que entienda su situación.