La más global de las epidemias víricas se ha convertido paradójicamente en uno de los grandes desafíos para el tambaleante modelo de globalización ensayado desde el final de la segunda guerra mundial. El shock provocado por la rápida expansión del SARS-CoV-2 se ha traducido en cierres de fronteras, perturbaciones de la cadena global de suministros y una despiadada competencia entre naciones en el mercado persa del material médico. La insolidaridad en la Unión Europea ha vuelto a cuestionar el proyecto comunitario y desde Estados Unidos continúan los ataques a instituciones multilaterales como la Organización Mundial de la Salud. Una dinámica de resurgente nacionalismo que ha puesto en peligro la respuesta a la crisis desatada por el virus.

La acción multilateral es clave para restaurar el crecimiento global, ha escrito la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, en la Agenda de Política Global del organismo presentada este miércoles en Washington. Estamos en esto juntos. No podemos ganarle a la pandemia hasta que acabemos con ella en todos lados, ha añadido después en una rueda de prensa telemática. Georgieva ha subrayado que esta es una crisis como ninguna otra, una crisis tanto sanitaria como económica, que está siendo propulsada al unísono por la debacle de la oferta y la demanda. Por su magnitud, estamos ante la peor recesión desde la Gran Depresión de los años treinta, ha repetido.

La institución calcula que el crecimiento global se contraerá este año más de un 6%, una cifra muy superior a la registrada durante la crisis financiera del 2008. La situación es tan extraordinaria que por primera vez en su historia el FMI ha tenido que consultar a los epidemiólogos para formular sus proyecciones económicas, rodeadas aun así de una enorme incertidumbre. Nos dicen que todo podría ser incluso peor si el virus tarda en retroceder o se demoran las vacunas más de lo previsto, ha reconocido Georgieva.

La directora búlgara del Fondo ha insistido en que la recuperación dependerá en gran medida de las iniciativas que se tomen ahora. Por un lado, ha instado a los gobiernos a invertir más en Sanidad y levantar las restricciones impuestas a la exportación de material médico. Ha pedido también que continúen las ayudas directas para proteger a los trabajadores y las empresas y que se vayan preparando estímulos fiscales para desplegarlos una vez empiece a reabrir la economía. De acuerdo con el FMI, será entonces cuando más efectivos sean. Gasten tanto cuanto puedan, pero guárdense los recibos, ha dicho para subrayar la importancia de mantener la transparencia y la rendición de cuentas.

Su mensaje ha sido tan sombrío como la realidad impuesta por el virus, pero ha querido acabar con una cita optimista de Abraham Lincoln. Esto también pasará, ha dicho Georgieva.