Los empresarios de la hostelería seguían ayer sin salir de su estupor por la decisión del Gobierno de mantener a la zona centro y sur de Castellón en la fase 0 de la desescalada. Los que ya preparaban la reapertura de las terrazas mostraron su enfado en redes sociales y en llamadas entre compañeros. Desde Grau Centro Gastronómico, Lola Martínez calificó este episodio como de «pesadilla, y algunos me han dicho que al final van a conseguir arruinarnos; toman medidas por nuestra salud, pero algunos la van a acabar perdiendo porque no tendrán con qué asumir sus gastos».

Añadió el caso de locales del distrito marítimo de Castelló «que ya llevan a estas alturas de año debiendo 8.000 euros a los arrendadores». Desde el colectivo Ashocas, Álvaro Amores dijo que los empresarios «están indignados, porque no se puede avisar tan tarde, con trabajadores que habían sido rescatados de ERTE, y unas inversiones que suponen un nuevo gasto añadido».

RETRASO / Emilio Bonet, del Bar del Mercat, mencionó que su idea «era abrir en dos semanas, pero este retraso implicará que yo también tenga que esperar más tiempo del previsto», a la vez que destacó que lo ocurrido el viernes «es una faena, y no se puede estar siempre a salto de mata».

José Manuel García, del Mirador del Port, dijo que no poder tener terrazas desde mañana «es un palo», y defendió que el Gobierno «debe aportar unos criterios claros y con tiempo suficiente», para evitar «toda esta inseguridad». En el caso del Grau, eran una docena los locales con terraza que ya estaban dispuestos a abrir desde la próxima semana, y que tienen género en las neveras y nuevos trámites administrativos que realizar, como hacer regresar a la suspensión de empleo a quienes entraron en ERTE a mediados de marzo. Pocos darán el paso de volver hasta que la fase 1 no llegue con garantías.