Los negocios de hostelería están obligados, desde el verano, a cerrar sus puertas a la 1.00 de la madrugada. El toque de queda nocturno que propone el Gobierno valenciano supondría adelantar una hora la limitación. 60 minutos son, aparentemente, poca cosa, pero hay temor a que se resientan las cuentas de estas empresas. Por ello, los responsables de las principales agrupaciones apelan a la concienciación de la ciudadanía y que, si tienen ganas de disfrutar de los turnos de noche, que acudan algo antes, sobre las 20.00 horas. Y más, cuando justo esta noche se pasa al horario de invierno.

La presidenta de la Cámara de Comercio, Lola Guillamón, opina que la nueva situación, «en principio, no favorece al sector, pero creo que las costumbres van a cambiar, y podríamos ser más europeos». Algo que lograría salvar los turnos de cenas. «Hay 800 puestos de trabajo que dependen de ello», añade, a la vez que reconoce «la complejidad que hay entre controlar una pandemia descontrolada y la necesidad de que la economía siga adelante».

El máximo responsable de Ashotur, Carlos Escorihuela, cree que lo mejor sería «el mismo horario que hay ahora; no creo que cambien mucho los contagios por solo una hora, aunque propone «organizar las cenas un poco antes, a partir de las 20.00 horas, con tiempo suficiente para poder disfrutar; además, ahora con el cambio de hora se hará antes de noche». Además, lamenta este nuevo recorte en la apertura, «que entendemos que no es por culpa de nuestros negocios, que cumplen las medidas, sino por culpa de la gente que pasea y está por la calle a determinadas horas».

Desde Ashocas, Álvaro Amores cree que el impacto del toque de queda «dependerá de cómo se interprete la normativa, ya que ahora se cierra a la una, y los trabajadores pueden estar un tiempo más recogiendo, por lo que si alguien acude a las 22.30 horas será difícil que le podamos atender». Es por ello que se recomienda acudir con tiempo. La viabilidad de muchos negocios depende de que no solo haya turnos de mediodía.

IMPACTO EN EL TURISMO / La consellera de Sanidad, Ana Barceló, marcó el puente de octubre como el origen del pico de contagios en la Comunitat. El próximo reto será el puente de noviembre, festivo en algunas comunidades, y en plena vigencia del toque de queda. Joaquín Deusdad, representante de las empresas de turismo rural, espera que la situación «no afecte a los alojamientos de interior, aunque sí alterará a la hostelería». En cambio, en la costa no se espera un gran impacto, ya que la mayor parte de negocios hoteleros han terminado su temporada hasta la próxima primavera.