"Todos hemos vivido la parte más dura de esta pandemia. Pero ahora imagínate pasar la cuarentena en un hogar en el que no te aceptan. En el que tienes que esconderte por miedo a que te desprecien. Donde con solo unas palabras te pueden hacer añicos. Eso es lo que han vivido muchísimas personas LGTB+ durante estos días", explica Xelah González Moya, activista por los derechos de las personas trans. Ahora, en vísperas del Orgullo 2020, sus palabras se hacen eco de una denuncia que hace días que resuena en el colectivo. La falta de protección de las personas que, ya discriminadas en la sociedad, han sufrido todavía más durante esta crisis sanitaria, social y económica.

"Imagínate que tu padre te diga que dejes de hacer mariconadas por ser como eres. O que te llame marimacho solo por llevar el pelo corto. Estas palabras te pueden hacer mucho daño", explica la activista. "Muchas personas trans también han quedado atrapadas en hogares donde se les ha negado su identidad", añade. Esta realidad resulta todavía más dolorosa en un colectivo trans en el que destacan los peores índices en salud mental. Más probabilidad de cometer un intento de suicidio. Expuestos al rechazo social en múltiples ámbitos. Y con unos índices de paro que rozan el 80%. "Y si encima te paras a pensar en los ataques que en estos días está sufriendo el colectivo trans... se te parte el alma", reflexiona la joven.

Ataques al colectivo

El colectivo trans sufre en estos días las consecuencias de un 'debate' en el que se ponen en juego sus derechos conseguidos. Y en el que se niega todo lo que les queda por conseguir. "Todo esto viene de lejos. No es la primera vez que los mensajes de odio se disfrazan con otra ideología para ganar aceptación. Ahora están utilizando la bandera del feminismo para atacar la realidad del colectivo trans, cuando este movimiento no tiene nada que ver con la exclusión de los colectivos más vulnerables", explica Aurora Ranchal, activista. El derecho de las personas trans a mostrar su identidad tal y como la sienten se enfoca, de hecho, como una lucha por los derechos humanos. Y el primer paso de estas reivindicaciones pasa por despatologizar. Es decir, recordar que ninguna expresión de género es una enfermedad. Ni física ni mental.

"Muchas veces se intentan utilizar argumentos científicos para atacar la diversidad. Y es justamente la ciencia la que dice que la diversidad lo más natural del mundo", reflexiona Ranchal. No son pocos los expertos que, desde diferentes ámbitos de las ciencias naturales, han recordado que nuestra noción actual de sexo biológico se construye a partir de factores como los cromosomas, las hormonas, los genitales e incluso algunos rasgos fisonómicos, entre otros. Y que, teniendo en cuenta todo el espectro de variaciones de cada uno de estos puntos, definir una identidad a partir de solo dos categorías, en este caso hombre y mujer, es cuanto menos simplista. El sexo también es un constructo social.

"No olvidemos que no hace demasiado tiempo también se utilizaban la mala ciencia para decir que los homosexuales eran unos desviados. O que las mujeres eran inferiores. No volvamos a caer en el mismo error de utilizar la ciencia para difundir mensajes de odio", destaca la activista.

Problemas estructurales

"La lucha LGTB y el feminismo no son reivindicaciones aisladas. De hecho es muy importante encontrar sinergias entre estos dos movimientos. Y mirar más allá de la superficie para dar con los problemas estructurales", explica Rosa María García, filósofa, socióloga y activista. "Incluso dentro de estos colectivos, las personas más discriminadas siempre acaban siendo las que tienen menos recursos. Las migrantes. Las racializadas. Por eso mismo creo que deben darse alianzas para cambiar la sociedad desde abajo", explica. Las mujeres trans dedicadas al trabajo sexual, por ejemplo, siempre se han enfrentado a unas condiciones de desigualdad. Pero con la llegada de la pandemia, muchas de estas han quedado totalmente desamparadas de un día para otro. Y, en el caso de aquellas en situación irregular, ni siquiera han tenido acceso a las ayudas para subsistir a esta crisis.

"Si pedimos a gritos una Ley integral LGTBI+ es porque necesitamos plantear una sociedad distinta, en la que de verdad quepa todo el mundo", recalca la socióloga, también portavoz de la asamblea del Orgullo crítico de Murcia. "A muchas mujeres trans todavía les da miedo ir a un baño público; porque en el de hombres les pueden pegar y en el de mujeres las señalan. Muchas tienen que pasar por un 'diagnóstico de trastorno mental' para poder decir quiénes son. Y esto es intolerable. Todavía falta muchísimo", zanja.