La industria y el turismo se intercambian los papeles respecto a la crisis iniciada en el 2008, que en el caso de Castellón arrastró datos catastróficos de desempleo hasta el 2013. El clúster azulejero provincial se vio abocado a una reinvención que ahora deberá afrontar el segmento vacacional. Aún así, tanto la patronal Ascer como la Cámara de Comercio señalan el brusco descenso en las ventas de los últimos meses. El decano del Colegio de Economistas, Jaime Querol, detalla que el resultado final «dependerá de lo que pase en otros países, en función de que evolucione allí la incertidumbre», aunque la recuperación de las líneas de producción, desde mediados de abril, «con los avances de seguridad establecidos, pueden ayudar mucho» en levantar las perspectivas en la economía provincial.

El director gerente de la Cámara, Javier Valls, incide en el «hundimiento del mercado nacional», debido a la hibernación temporal de la industria y la construcción, y al descenso en los pedidos al extranjero. Si la pandemia afecta menos al exterior, será más fácil recuperar el pulso, apuntan.

Aunque hay compañías inmersas en procesos de expedientes de regulación temporal de empleo, los datos de cierre del pasado año fueron satisfactorios, con 15.800 puestos de trabajo, y unas ventas totales de 3.757 millones de euros, cantidad de la que 2.818 obedece a las exportaciones.

En todo caso, el empresariado apela de forma reiterada desde la declaración de emergencia sanitaria a la necesidad de conseguir mecanismos de liquidez por parte de las administraciones, incluida la Unión Europea.

Por otro lado, Valls hace mención al sector primario, «que ha funcionado bien en lo referente a la venta de cítricos, tanto en el campo como en el mercado mayorista». Caso distinto del comercio, que se aboca a un panorama todavía incierto. «Hay muchas dudas en tiendas que no están en el grupo de primera necesidad y que tienen complicaciones para la venta física», concluye.