El centro de Castelló nada tiene que ver desde el inicio del estado de alerta con el bullicio habitual de unas vías repletas de comercios. Aun así, en plena calle Campoamor el establecimiento de Isabel Ribes y Jorge Moll aguanta bien el tirón. El hecho de compaginar dos actividades permitidas por el Gobierno en esta situación de emergencia por el coronavirus —venta de prensa escrita y artículos y productos para fumadores— «ayuda», dice Jorge.

Él y su esposa han decidido mantener el horario de antes de la crisis del covid-19 (a las ocho y cuarto de la mañana abre las puertas y las cierra a las ocho y media de la tarde, todos los días salvo los domingos y festivos, en los que el horario se limita a media jornada). «Pocos estancos están abriendo en su horario normal, pero nosotros nos lo podemos permitir al captar clientela de otros negocios de la zona que han suspendido su actividad», destaca el propietario del Estanco Campoamor, en pleno corazón de la capital.De manera especial se refiere Jorge al papel de medios de prensa escrita, como Mediterráneo, a la hora de mantener a raya las pérdidas.

«Los periódicos están ayudando a minimizar el bajón en las ventas, como por ejemplo de loterías, que están paralizadas. A la gente le gusta estar informada con noticias de lo que sucede en su entorno. Y eso lo ofrece la prensa local», explica. «Por suerte, el bajón que hemos notado nosotros no ha sido tan espectacular como en otros sitios», añade.

EL CIVISMO DE LOS CLIENTES

Jorge e Isabel han adoptado medidas de prevención, «como ampliar las medidas del mostrador y aumentar la distancia con los clientes» o que «solo haya un máximo de dos personas dentro del local». «Hay que destacar que desde el primer día la gente se ha puesto las pilas y respeta las distancias de seguridad», recalca Jorge.