Media España inicia este lunes el camino que debe llevar a la nueva normalidad, allanado por casi las mejores cifras de contagios y fallecidos desde que estalló la pandemia con toda su virulencia. Las muertes diarias cayeron el domingo a 143, el dato más bajo desde el 18 de marzo y los casos, 621, estuvieron una vez más por debajo de mil, como ha ocurrido prácticamente durante toda la semana. No es aventurado afirmar que el desconfinamiento parcial de los niños iniciado hace 15 días no ha causado ningún brote.

Si la suma se efectúa solo en las comunidades cuyo territorio pasa íntegra o mayoritariamente a la fase 1 (incluye Andalucía y no Valencia), los registros son aún mucho mejores: sólo 155 contagios confirmados por prueba PCR y 57 muertes.

El punto de partida es bueno, pero el camino está plagado de obstáculos. Llegar a la nueva normalidad se asemeja más a una gran ronda por etapas llena de repechos y curvas traicioneras que a una clásica para velocistas. Los expertos miran estos días con perplejidad el empeño de algunas comunidades por salir antes, cuando en realidad los primeros van a ser quienes más riesgos van a correr, al adentrarse en un territorio inexplorado.

El falso dilema

Cada semana que pasan cierran nuevos negocios, insistía ayer una vez más la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso, anteponiendo la economía a la salud. Su argumento implica desconocer que la catástrofe económica será mucho mayor aún si un gran rebrote obliga a regresar a la casilla de salida.

Rebrote. Esa será la palabra tabú a partir de ahora. ¿Cómo evitarlo? Una de la claves es el requisito más exigente establecido por el Ministerio de Sanidad. Las personas que presenten síntomas compatibles con la covid-19 deben ser sometidas a pruebas PCR y tener los resultados en un plazo óptimo de 24 horas y máximo de 48 desde que aparecieron los primeros indicios.

Si el resultado es positivo, deben ser aislados, y sus contactos más estrechos rastreados y también aislados. La tarea recae sobretodo en los centros de salud.

La prueba del algodón

Es la principal medida para que los contagios no vuelvan a dispararse. Y es a la vez una prueba del algodón para los servicios sanitarios a la vista de todos. Si, por poner un ejemplo, en Tarragona varias personas con síntomas no logran ser diagnosticadas por PCR antes de 48 horas y no son aisladas ellas y sus contactos, es que esta región sanitaria no estaba suficientemente preparada para pasar a la fase 1.

Los ciudadanos pueden hacer mucho. Ante la aparición de cualquier síntoma la primera medida es aislarse en casa, tomar precauciones con la familia y llamar al médico.

La trampa de los asintomáticos

La peor trampa en la nueva etapa son los temidos asintomáticos, personas contagiadas pero sin síntomas o con algunos similares a los de un pequeño resfriado. No hay modo de rastrearlos. De ahí la importancia de mantener la distancia mínima de dos metros con cualquier persona con la que no se conviva y cuando no sea posible, como en el transporte público, portar mascarilla. Para esto las autoridades casi sólo pueden apelar a la responsabilidad de los ciudadanos.

Y desconfinar muy poco a poco, como en los territorios que pasan a la fase 1, donde solo se permitirá abrir comercios de menos de 400 metros cuadrados al 30% de su capacidad, las terrazas de los bares al 50% y reuniones de un máximo de 10 personas.

Las tres divisas

"Prudencia, prudencia, prudencia", son las tres divisas que deben guiar la nueva etapa, como advertía el pasado sábado, el ministro de Sanidad, Salvador Illa.