El castellonense Nacho Pérez es médico residente de quinto año en la unidad de medicina interna y ha vivido en primera línea la afección del coronavirus en el Hospital General. Apenas le quedan unos días para concluir su periodo formativo en el centro --donde podrá continuar con un contrato-- y en el área de enfermedades infecciosas ha podido aprender a pasos agigantados en los últimos dos meses sobre una enfermedad emergente. «Para mí ha sido un shock de emociones diario. Todo a lo que nos enfrentamos es nuevo y hemos tenido muchos pacientes muy jóvenes que se han puesto muy enfermos. La situación nos ha generado mucho estrés», relata el facultativo, de 29 años, en conversaciones con Mediterráneo.

El joven doctor explica que, además de la presión asistencial y las complicaciones derivadas de una enfermedad hasta ahora desconocida, también ha tenido que aislarse de su familia por miedo a contagiarlos. «Se lleva mal. Tienes mucho cansancio acumulado y, además, debes de preocuparte para tener el mínimo contacto con la gente a la que quieres. Incluso ahora, que estamos en un momento en el que ha bajado mucho el número de contagios y de ingresos, me da mucho respeto. El pánico lo da el no conocer la enfermedad», comenta.

Explica que la pandemia va tan rápida que en un mes ha aprendido mucho. El peor momento, dice, es «cuando perdemos a un paciente» y el mejor, cuando dan un alta. «Es una alegría que, por un momento, te hace olvidar lo malo».