Jorge Ahicart tiene 33 años, es de Santa Magdalena de Pulpis y trabaja como enfermero en la UCI del General desde hace tres años. Desde que comenzara la pandemia se aisló en una casa familiar y hace durísimos turnos de doce horas con solo un día de descanso. «Hay veces en las que la situación parece que te vaya a superar. He tratado a gente más joven que yo con coronavirus y es un shock», afirma. Ahicart pide a la ciudadanía «responsabilidad en la desescalada».

Fernando Sánchez, médico madrileño, se suma a su compañero al solicitar precaución. «Nos dejamos la piel por cuidar a la gente e imágenes como la de las salidas de los niños dan mucha rabia e impotencia», dice. «Yo llevo dos meses sin ver a mis hijos. Están con los abuelos porque mi mujer también es médico», cuenta el facultativo, quien ya se volcó en el Hospital 12 de Octubre de Madrid en otra tragedia, la de los atentados del 11-M. «Creo que el impacto social del coronavirus ha sido y será mayor», dice.