Las normas higiénicas y sanitarias derivadas de la crisis del coronavirus obligarán a adaptar la selectividad. Aunque ya se ha concretado que se celebrará los días 7, 8 y 9 de julio, todavía quedan muchas incógnitas, que afectan a 2.000 alumnos de la provincia de Castellón.

Ahora se trabaja tanto en definir el modelo como el contenido de los exámenes, pero también el lugar donde se realizarán. Habitualmente se ha venido haciendo en los campus. En el de Riu Sec, en el caso de la Jaume I.

Sin embargo, como explican desde el departamento que dirige Carolina Pascual, «habrá que decidir dónde y cómo, estudiando caso por caso, las condiciones de cada campus y las necesidades que hay». Una cuestión que concretarán las consellerias de Universidad y Educación, de la mano de Sanidad, y siempre según el criterio y directrices de esta última, y las universidades.

De momento, señalaron que no está encima de la mesa hacerlas por internet, ya que los alumnos universitarios están dentro del sistema con sus propias plataformas informáticas, en las que no están los de Bachillerato.

Lo que está claro es que no podrán realizarse como hasta ahora, por las distancias de seguridad. La solución puede pasar por elevar la cifra de aulas, lo que implicaría más profesores, o buscar espacios diáfanos. «Estamos trabajando en esto», manifestaron.

También se está inmerso en la búsqueda de flexibilidad, según las directrices del Ministerio, que marcó una mayor opcionalidad. «Es una situación extraordinaria para los alumnos y sus familias», señaló la consellera, que lanzó un mensaje de tranquilidad apelando a que se trabaja para que las pruebas se realicen en las mejores condiciones posibles siguiendo los criterios de protección de la salud y acceso en condiciones de igualdad.

Desde la UJI eluden valorar la cuestión, porque las mismas las fija a nivel autonómico, la comisión gestora, que depende de la Conselleria de Universidades.