Los números en la Residencia de Personas con Discapacidad Vall d’Umbrí de Borriol son, cuanto menos, preocupantes. Después de que comprobar que el covid-19 había entrado en este centro se procedió a realizar una serie de pruebas PCR que han arrojado los siguientes datos: 12 ingresados positivos (todos los integrantes de un módulo), así como siete trabajadores contagiados. El número podría aumentar, pues se van a realizar nuevas pruebas a los contactos estrechos de estos casos confirmados de coronavirus.

En declaraciones a Mediterráneo, una fuente del mismo centro ha confirmado la gravedad de la situación, al tiempo que piden más recursos para hacer frente a la pandemia en una instalación que cuenta con 49 residentes. “Los pacientes del centro están ingresados y su discapacidad psíquica hace más difícil el trabajo. Los empleados están llevando el doble de carga sin apenas descanso y a la carga física hay que unir la psicológica, pues estos pacientes llevan especialmente mal el aislamiento y para controlar eso se necesita personal”, admiten. Aseguran que en un primer momento desde la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas que dirige Mónica Oltra negaron el refuerzo “con la excusa de que no había recursos en la bolsa”, y añaden que en la actualidad se encuentran “desbordados y asustados”.

Otras fuentes del centro matizan estas declaraciones al asegurar que “la realidad es que no hay nadie en las bolsas”, y que una vez confirmada la alta penetración de la pandemia en la residencia Vall d’Umbri de Borriol, la citada conselleria sí se ha aceptado incorporar a trabajadores directamente del paro: “El problema es que muchos no quieren venir para cubrir una baja de 10 ó 14 días sabiendo cómo está aquí la situación del covid y cuál es la labor que deberán desempeñar”.

La buena noticia, eso sí, es que “actualmente todos los pacientes que han dado positivo son asintomáticos, mientras que entre los trabajadores tan solo algunos de ellos tienen síntomas leves como la pérdida del gusto o el olfato”.

La situación en esta residencia, según confirman a este periódico, “ya era delicada antes del covid, pues era habitual que las bajas no se cubrieran, y ahora se ha agravado”. Además solicitan “una amplia reforma del centro en cuanto se pueda, pues hace muchos años que no se acomete ninguna obra y a día de hoy ya se hace imprescindible para el buen funcionamiento del centro”. Y es que para tratar a estos pacientes no hay más receta, según reconocen, que la dotación de los recursos necesarios: “Hay algunos pacientes con discapacidad psíquica que son agresivos y si se les confinan se ponen muy nerviosos”.