El uso de mascarillas y guantes ha aumentado exponencialmente durante los últimos meses desde que se inició la pandemia, tendencia que ha terminado de extenderse con la obligatoriedad del uso del cubrebocas cuando no sea posible mantener la distancia de seguridad o el reparto de guantes en los accesos a supermercados y establecimientos para extremar las precauciones.

Y es que, aunque existen modelos reutilizables, la mayor parte de los ciudadanos acude a las mascarillas desechables, traduciéndose esto en una mayor cantidad de residuos. Muchas personas están concienciadas sobre la forma en las que hay que deshacerse de ellas, pero siempre hay algunas incívicas que acaban dejándolas en cualquier lugar de la vía pública.

Ante ello, y por el riesgo de transmisión de la covid-19 que supone, algunos ayuntamientos como el de Roma han decidido sancionar esta conducta con hasta 500 euros. Siguiendo la misma senda, otros consistorios del territorio nacional han impuesto normativas con multas similares para frenar la recogida de guantes y mascarillas por las calles.

Es el caso del de Cádiz, con una pena máxima de 750 euros, o Burgos, que multará a los infractores con hasta 600 euros. No obstante, el de Archana (Murcia) es el que recoge cuantías más elevadas, comprendidas entre los 600 y los 2.500 euros, en el caso de considerarse muy graves.

Toledo ha sido uno de los últimos en sumarse a esta medida, que está previsto que se expanda por otras localidades en los próximos días y así poner fin al incivismo de algunas personas.