Que exista la posibilidad de organizar actos taurinos en plazas portátiles como alternativa a la imposibilidad de hacerlos en la calle por las exigencias de distanciamiento social establecidas no quiere decir que para los organizadores sea viable. Al menos, en ello inciden quienes están acostumbrados a utilizar estas instalaciones, que coinciden en que para contemplar esa opción deberían darse circunstancias más flexibles que las actuales y estar claramente definidas por las autoridades sanitarias.

En la Vall d’Uixó, este año estaba previsto celebrar el 35º aniversario del Concurso Nacional de Ganaderías de les Penyes en Festes, que, salvo por los encierros, desarrollan íntegramente su programación taurina en una plaza. Su presidente, Vicente Pitarch, explica que la asociación a la que representa está integrada por «más de 2.000 socios y todos tienen derecho a entrar». Este sería el principal obstáculo de difícil solución si de hablar de limitaciones de aforo se trata. Pero otra de sus preocupaciones tiene que ver con la responsabilidad de los organizadores. «Nuestra duda surge sobre qué tipo de responsabilidad exigirán a los organizadores en el caso de producirse un rebrote en estos actos», comenta.

A ESPERAR / Lo que tienen claro es que van a esperar. Ante un panorama cambiante de una semana a otra, consideran que es pronto para determinar la suspensión. Pitarch incide en que, hagan lo que hagan, será «siguiendo los criterios que establezcan las autoridades sanitarias».

El caso de Morella es distinto. Con una plaza fija a disposición de los organizadores, la Peña del Bou está en «constante contacto con el Ayuntamiento» y si bien están «abiertos y dispuestos a hacer actos taurinos», tienen muy claro que será así «en el momento en que las autoridades sanitarias lo permitan y el Ayuntamiento esté de acuerdo», puntualizan.

Entienden que es imprescindible que la Generalitat defina con claridad cuáles serían las condiciones en las que autorizarían estos festejos, porque si bien el tema del aforo en las gradas podría ser menos problemático, autorizar un número determinado de rodaors en el coso podría acabar con el espectáculo y, por lo tanto, «con el sentido del acto».

Benassal es otra localidad con tradición en el uso de plazas portátiles. Los interrogantes entre quienes disponen de experiencia no tienen todavía respuesta.