Que la pandemia del covid-19 pueda tener algún efecto positivo resulta impensable; sin embargo sí ha tenido un impacto favorable en el top manta de Peñíscola. La cifra de manteros que se concentran cada verano en la Ciudad en el Mar ha descendido de forma significativa, hasta alcanzar mínimos históricos.

Así lo confirma a Mediterráneo el comisario de la Policía Local, Antonio Morejón. «El día que más manteros se han detectado han sido 82, pero la media habitual, los que se suelen poner a diario, son unos cuarenta», asegura. Unas cifras que se alejan considerablemente de los 200 que, según apuntan fuentes municipales, se registraban en veranos anteriores.

Asimismo, también han descendido las incautaciones y denuncias, de manera que a lo largo del mes de julio se realizaron tres intervenciones especiales y una detención por resistirse violentamente a la actuación policial y se incautaron artículos infantiles, neveras y más de 250 prendas de ropa infantil; y en lo que llevamos de agosto se han efectuado 11 decomisos, una detención y 13 denuncias a vendedores ilegales. Si bien el cómputo total es el resultante de las actuaciones realizadas durante la temporada estival, la tendencia va en descenso respecto al pasado año, que se saldó con la destrucción de varios miles de artículos incautados.

MEDIDAS DISUASORIAS // La presencia de patrullas específicas de la Policía Local y la colaboración de efectivos de la Guardia Civil ejerce un efecto disuasorio tanto en los manteros como en los potenciales clientes. «Cuando estamos nosotros, no compran, y los vendedores tienen el material recogido; todas las tardes hay una patrulla dedicada a controlar este fenómeno y los fines de semana doblamos efectivos; además, hay vigilancia conjunta con la Guardia Civil como refuerzo y, excepto en algún punto de la población y casos aislados en la zona de Peñismar, está bastante controlado», indica Morejón.

El hecho de que el comercio ilegal esté prohibido en el municipio y esté tipificado como delito y conlleve sanciones, también frena especialmente la adquisición de material falsificado en el paseo.

Con todo, pese a que la presencia del top manta ha disminuido, el desaliento entre los comerciantes de Peñíscola, el sector más perjudicado por la venta ilegal, va en aumento y sigue acumulando pérdidas, mientras, impotentes, asisten cada verano a la llegada de los manteros y consideran que «deben tomarse acciones más contundentes y efectivas que erradiquen de una vez por todas esta actividad, una práctica que se ha convertido en una lacra social».