El sector cerámico castellonense, fundamentalmente los fabricantes de azulejos y los de esmaltes, insiste en la necesidad de tiempo para paralizar su actividad, y lo hacen por razones técnicas y de seguridad que son de peso indudable.

En el caso de las firmas que producen pavimentos y revestimientos, lo hacen utilizando hornos que alcanzan temperaturas de 1.150 grados centígrados, de modo que han de ir enfriándose paulatinamente --tal y como hacen en las paradas técnicas que se ejecutan normalmente en el mes de agosto--, para evitar la fractura de las piezas que componen los equipos si el mercurio baja de golpe.

El proceso incluye una despensa de producto crudo ya esmaltado que, si no se cuece, algo para lo que hace falta tiempo, se pierde, con todo su valor. Con procedimientos distintos, esto puede aplicarse también a las esmalteras, con las que se comparte la necesidad de limpiar máquinas.

Además, por seguridad, por el tipo de productos que quedarán almacenados: químicos, esmaltes... y por los sistemas de energía, necesitarán que siga trabajando un retén de mantenimiento.