Los epidemiólogos llevan días alertando sobre las posibles vías de contagio del coronavirus en nuestra vida diaria y previniendo a la población sobre los nuevos hábitos en la vida diaria. Sin embargo, ¿qué hacen estos profesionales en su vida diaria y qué precauciones adoptan?

El diario estadounidense The New York Times ha preguntado a 511 especialistas sobre qué precauciones están dispuestos a asumir y qué habitos sociales comunes hasta ahora han optado por desterrar de su día a día.

La mayoría de ellos (entre un 64% y un 41%) afirman que se sienten cómodos yendo al médico, socializando en grupos pequeños al aire libre o saliendo a buscar el correo (lo que aquí sería, por ejemplo, sacar la basura), si está fuera de la casa, pero hasta que haya un tratamiento efectivo o una vacuna, afirman que van a tardar en ir a conciertos, competiciones deportivas o servicios religiosos. Y algunos, un 6%, afirman que nunca más van a saludar a alguien con besos o estrechando la mano, según el diario, el porcentaje más alto de los que consideran algo completamente prescindible.

Ir a la peluquería, por ejemplo, se considera seguro, pero un poco menos que pasar una noche fuera de casa. El 41% sostiene que irá pronto a cortarse el pelo, pero hasta el 19% asegura que no se sentirá seguro haciéndolo hasta dentro de al menos un año.

Ir al gimnasio no lo hará la mayoría hasta pasados entre tres y seis meses. Y además lo consideran menos seguro que ir al restaurante, enviar a los niños a la escuela o trabajar en una oficina con otras personas, actividades para las que la mayoría también sugieren esperar al menos tres meses, o incluso un año.

Tomar el metro o el autobús es algo que el 40% prefiere esperar a hacer al menos tres meses pero que otro 39% esperará a hacer al menos hasta dentro de un año. Es una de las actividades que genera más diversidad de opiniones, aunque en una lista de prioridades, no estaría entre las primeras. Tan solo el 20% afirma que lo hará ya este verano.

En un porcentaje similar se mueven los que apuestan por tardar en ir a una boda o un funeral. Solo el 17% afirma que lo haría este verano, otro 41% entre tres y 12 meses, y el 42% más de un año.

El ligue veraniego con los epidemiólogos también se arruinaría. Repartidos del mismo modo están los que valoran salir con alguien a quien apenas conocen. Tan solo lo haría este verano el 14% y el 42% tardará más de un año.

Los planes tampoco serían muy entusiastas. Más de un año, asegura la mayoría de epidemiólogos (64%), tardaran en ir a un concierto, un espectáculo deportivo o una obra de teatro. Y el 56% tampoco está dispuesto en ir a cenar fuera hasta al menos dentro de tres meses.

Y el 52% sostiene que va a tardar más de un año en quitarse la mascarilla para salir a la calle.

También el 42% aconsejan esperar para viajar en avión al menos tres meses. Una cifra similar opta por esperar también para ir a ver a ancianos o amigos en sus casas, o incluso hacer excursiones o un picnic con amigos, aunque esto último un 31% afirma que lo hará este verano.

La encuesta fue realizada por reporteros del NYT la primera semana de mayo, antes del estallido de las protestas masivas por el racismo policial en EEUU, que ha llevado a miles de personas a salir a la calle, con el riesgo de nuevos contagios.