La crisis sanitaria internacional del coronavirus lo ha cambiado todo: la forma de relacionarse, la educación, la manera de trabajar y también ha obligado a los especialistas sanitarios a reconvertirse y reorientar su labor hacia la lucha sin cuartel contra el enemigo común, la covid-19.

El Hospital Provincial es uno de los centros castellonenses que ha realizado grandes esfuerzos para adaptar su capacidad asistencial a la pandemia. Entre otras cosas, ha habilitado espacios como el gimnasio de rehabilitación para albergar pacientes, ha adaptado la planta de cirugía y traumatología para convertirla en zona de coronavirus y ha creado cinco nuevas camas de UCI en la zona de cirugía sin ingreso --atendida por los especialistas del servicio de anestesia y todo el personal de quirófano--. Además, el espacio de Urgencias se ha doblado: el área habitual se dedica a pacientes afectados por coronavirus, mientras que en un espacio anexo se ha creado una nueva zona de Urgencias para atender al resto de las patologías. Asimismo, la plantilla se ha multiplicado con personal de medicina deportiva, braquiterapia y rehabilitación

La dirección del hospital destaca el «extraordinario esfuerzo», la «implicación» y el «nivel de compromiso» de los sanitarios y agradece que aquellos servicios que han reducido su actividad se hayan volcado en la principal batalla actual: la covid-19.

La unidad de hospitalización domiciliaria, por ejemplo, también ha reforzado su plantilla y, además de prestar asistencia a sus pacientes habituales, también atiende a los que están infectados y se encuentran en sus casas. Realiza un seguimiento telefónico, recoge muestras y atiende a usuarios de residencias contagiados. Los esfuerzos son también muy importantes en la farmacia del centro, donde preparan medicación para llevarla a cientos de hogares.

TESTIMONIOS

De hacer pruebas de esfuerzo a la atención en Urgencias

Gerard García Andrés tiene 46 años, es enfermero y natural de Castelló. Desde hacía 17 años trabajaba en el área de medicina deportiva, concretamente realizaba pruebas de esfuerzo desde el año 2003. Al inicio de la pandemia se incorporó al servicio de Urgencias, donde desempeña, según apunta él mismo, «una labor totalmente diferente a la que estaba acostumbrado», ya que los cuidados de enfermería al paciente de Urgencias requieren técnicas que él no estaba habituado a llevar a cabo. Entre ellas, por ejemplo, están el suministro de medicación por vía intravenosa.

Gerard destaca que su adaptación a la nueva tarea ha sido «excelente» porque cuenta en todo momento «con la ayuda del resto de compañeras y compañeros del servicio, algo que es fundamental para ubicarse».

Aprender a montar una UCI nueva en solo dos semanas

Desde hace nada menos que 20 años, Rosana Ocaña Pitarch, castellonense de 48 años, trabajaba como supervisora de quirófano. Sin embargo, en el último mes y medio ha tenido que cambiar de función para adaptarse a las necesidades derivadas de la crisis sanitaria de la covid-19. Ahora, Rosana ejerce en la UCI-2, la nueva unidad de críticos creada para atender a pacientes en estado grave que no tienen el virus.

La experiencia para ella y para el resto de personal está resultando «muy gratificante», como reconoce ella misma. En apenas dos semanas, un tiempo récord, han montado una nueva UCI con equipos de quirófanos como respiradores. Además, se han formado en las técnicas que requieren los pacientes críticos y que son muy específicas.Rosana ha emprendido este reto con entusiamo y entrega.

Antes fisioterapeuta y ahora enfermera de oncología

En el año 2000 Conchi Vivó Samblás se diplomó en fisioterapia. Seis años después acabó también la carrera de enfermería, aunque hasta ahora siempre había ejercido la primera disciplina. Nunca había trabajado como enfermera hasta que llegó la crisis del coronavirus.

Normalmente, desde el servicio de rehabilitación del Hospital Provincial atiende a las pacientes con problemas de suelo pélvico. Ahora que dicha actividad se ha paralizado, Conchi se ha reciclado y trabaja como enfermera en el hospital de día de oncología, donde los pacientes acuden periódicamente para recibir su tratamiento.

«El primer día me sentí muy extraña al salir de mi zona de confort, pero la acogida en este servicio, tanto por profesionales como por los usuarios, ha sido tan estupenda que me siento ya como una más», relata la sanitaria, muy agradecida.

Refuerzo para prevención de riesgos ante la pandemia

El benicense Antonio Tello Muñoz, de 52 años, es enfermero de Urgencias, pero, además, cuenta con la especialidad de enfemería del trabajo y es técnico superior en prevención de riesgos laborales. Al decretarse el estado de alarma, Antonio se incorporó al servicio de prevención de riesgos laborales, un área fundamental en el marco de la actual pandemia y donde aporta una visión sanitaria, según explica. Este enfermero colabora en la formación del personal y en el establecimiento de medidas organizativas y preventivas para evitar contagios de la covid-19 entre sanitarios.

Destaca, ante todo, la importancia del «trabajo en equipo y la puesta en común de conocimientos para sumar», así como la gran capacidad de adaptación del personal del centro y las respuestas rápidas que se han dado en todo momento para abordar una crisis sin precedentes.