El benicarlando Álvaro Zorrilla llegó a Tailandia hace varios meses para visitar a la familia de su esposa, tailandesa, que está embarazada. Este lunes, tras un largo periodo de incertidumbre y junto a más de 80 españoles, el Ministerio de Asuntos Exteriores logró organizar a través de la delegación diplomática en la capital, Bangkok, un vuelo especial operado por la compañía Iberia que salió al mediodía y tenía previsto aterrizar el lunes por la noche en Madrid.

«Nos ha venido bien este vuelo organizado por la embajada: o cogíamos esta oportunidad o el niño nacía en Tailandia, pero queríamos que naciera en España», apuntó Zorrilla, horas antes de embarcar en el avión.

Enriqueta Pitarch es la madre de este benicarlando al que la crisis sanitaria dejó atrapado en Tailandia a miles de kilómetros. «Hemos estado muy preocupados porque con el coronavirus estaban muriendo personas y yo apenas podía comunicarme con él porque mi móvil no es de los modernos y en mi casa no dejaba entrar a nadie por miedo al contagio», explica a Mediterráneo, y añade que «hablaba con él cada 10 o 15 días, pero la intranquilidad siempre está ahí».

«Menos mal que siempre me he refugiado en el Santo Cristo del Mar, le tengo mucha fe, de toda la vida, y cuando me encontraba más baja de ánimo le ponía unas velas», indica. Aun así, comenta, en ningún momento sintió miedo: «En Tailandia la incidencia del virus no ha sido tan grave como aquí, por el calor o por lo que sea han habido muchos menos casos de infectados y fallecidos».

La última vez que tuvo noticias de su hijo fue el sábado. «Me comentó que estaban apuntados por si había algún vuelo especial y cuando le avisaron de la embajada y le confirmaron que salían el día 4, me lo dijo», relata.