La coyuntura de la pandemia hoy es muy distinta a la de hace cuatro meses, pero el fuerte crecimiento que viene experimentando el ritmo de nuevos contagios desde el fin del estado de alarma empieza a dejarse sentir en los hospitales de la Comunitat Valenciana. Los datos distan todavía de suponer una amenaza para la capacidad asistencial de estos centros, la cual además ha sido reforzada de cara a una posible segunda ola. De hecho, este era el principal objetivo que se perseguía con el confinamiento: ganar tiempo para descongestionar los hospitales y para dotarlos de los medios humanos y sanitarios que el primer impacto de la pandemia evidenció que necesitaban.

Actualmente, según prevé la Generalitat en su plan de contingencia, los centros hospitalarios de la Comunitat Valenciana están preparados para asumir hasta el doble de ingresos diarios que los registrados durante la fase dura de la crisis sanitaria. La marca de agua quedó fijada entonces en 750 hospitalizaciones, el 29 de marzo. Esta semana ha habido 34, según los datos del Ministerio de Sanidad. Una diferencia abismal. Pero si ampliamos el foco, desde el 21 de julio hasta el viernes -fecha de la última actualización de la conselleria-, las personas hospitalizadas en la Comunitat han crecido en un 63,7 %, pasando de 58 a 95. Del mismo modo, los pacientes en UCI han pasado de siete a 12 en ese plazo. Estas unidades llegaron a atender de forma simultánea a 386 personas en los primeros días de abril.

Al calor de los nuevos contagios

Las características de esta enfermedad obligan a interpretar sus tendencias con tiempo. Es decir, los síntomas -de haberlos- tardan en torno a una semana en manifestarse y las hipotéticas hospitalizaciones llegan aproximadamente una semana después. Por eso, los casos reportados esta última semana pueden convertirse en ingresos en los próximos siete días. Sin embargo, también hay diferencias notables entre la capacidad de detección actual y la de hace unos meses.

Ahora los diagnósticos llegan antes y por consiguiente se evita el empeoramiento de muchos de ellos. En los meses de marzo, abril y mayo, uno de cada dos positivos acababa hospitalizado y de estos, uno de cada diez necesitaba de cuidados intensivos. Ahora la realidad es otra: hay rastreo que acota la transmisión y el virus se detecta mucho antes. Esto tiene dos consecuencias inmediatas: hay un mayor número de casos reportados y, al ser diagnosticados antes, los pacientes son tratados antes, evitando así un empeoramiento de su salud.

Estas nuevas particularidades se reflejan en las cifras. El aumento de las hospitalizaciones, pese a ser evidente y una señal de alerta, está muy lejos de ir aparejado al ritmo al que crecen los nuevos positivos. Desde ese 21 de julio desde el que los ingresos han crecido casi un 64 %, los casos activos se han disparado un 169 %, pasando de 497 a los 1.338 detallados el viernes por Sanidad.

La nueva normalidad se está mostrando incompatible con el control epidemiológico y aunque la Comunitat Valenciana está lejos de la incidencia que acumulan otras regiones del país, hay varios datos que refrendan la dificultad de convivir con la covid sin provocar un aumento en la transmisión. En todo el mes de junio -el estado de alarma decayó el 21 de ese mes- Sanidad registró 351 casos nuevos.

Con la recuperación de la movilidad y el periodo estival, en julio han sido 1.743 los diagnósticos realizados -siempre a través de PCR, el tipo de prueba más fiable y el único que contabiliza la conselleria-. Esto supone un 396 % más. Los encuentros sociales y el ocio nocturno son los dos ámbitos que más están incidiendo en este repunte. El primero por ser el entorno más habitual en el que se generan los brotes. Y el segundo, por su poder de actuar como un catalizador de la transmisión del virus debido a la dificultad que presenta para los rastreadores -la trazabilidad se pierde al no conocer el infectado a todos los asistentes a un local determinado, por lo que hay que recurrir a pruebas masivas en las que se depende de la voluntad invididual de asistir- y porque suele implicar a personas jóvenes, en su gran mayoría asintomáticas.

Esta es una de las preocupaciones que admite tener Sanidad en esta fase de la pandemia. La impermeabilidad que parece estar mostrando el colectivo ante la covid. Los jóvenes, pese a que también registran algún caso de hospitalización, no suelen presentar complicaciones. Pero el problema está en que puedan contagiarse en estos ambientes nocturnos y trasladar el virus a sus domicilios, donde sí conviven con personas más mayores.

A nivel nacional la situación se está replicando. En los últimos siete días, 472 personas han requerido ser hospitalizadas en España, un 44 % más que en la semana anterior. Buena parte de estos ingresos se aglutinan en Aragón. Asimismo, la carga sobre las UCI también se ha incrementado en este plazo de tiempo, pasando de registrar 14 ingresos a 27 en los últimos siete días.

Bélgica recomienda cuarentena a los llegados de Valencia y Castellón

El Gobierno de Bélgica actualizó ayer las restricciones que su Ministerio de Exteriores impone a las diferentes regiones en función de la incidencia del virus en ellas. Así, recomendó que cualquier viajero procedente de la provincia de Valencia y de Castellón -Alicante quedó excluida- pase una cuarentena de 14 días antes de entrar a su territorio así como una prueba para detectar el virus. A diferencia de la cuarentena generalizada que impuso hace justo siete días Reino Unido a toda España, Bélgica sí diferenció entre zonas. De hecho, también prohibió los viajes a Navarra, Aragón, Barcelona y Lleida.