Los médicos de familia son la primera barrera contra el coronavirus. Han sido y están siendo muchos los pacientes que acuden al ambulatorio con sospecha de covid-19 o los que son visitados por estos galenos en su domicilio. A Roberto Méndez, médico de 29 años de Onda, no se le olvidará nunca al primero de estos sospechosos que visitó: “La falta de medios era brutal. Al principio todo era un caos y ese caos duró varias semanas, de hecho fui a casa del paciente con una mascarilla quirúrgica que no me protegía, con una bata verde desechable de pared y temblando de miedo. Ese mismo enfermo acabó en la UCI, así que aunque no le pudieron hacer el test porque entonces no había, imagino que sí sufría coronavirus”.

Méndez afirma que la situación ha cambiado considerablemente en la Comunitat Valenciana y de hecho agradece “que tanto el presidente Ximo Puig como la consellera hayan pedido perdón por la desesperante falta de material que había al principio; no es habitual”.

El médico del Centro de Salud Onda 1, que dada su juventud tiene tan solo un año de experiencia, asegura que agradece el hecho de vivir solo: “Estoy solo con mi perro. La verdad que lo prefiero porque así no tengo miedo de contagiar a nadie en casa”.

El joven sanitario destaca a su vez que la situación con respecto al coronavirus tanto en su localidad, como en la provincia, como en la Comunitat Valenciana, es ostensiblemente mejor que en otros lares: “En líneas generales estamos bien. En principio hay 4.000 casos activos, que es una cifra controlable, y ha sido en parte porque la gente se ha comportado muy bien. El domingo con las salidas de los niños hubo muchas críticas, pero por lo que vi y lo que me dijeron los compañeros que salieron con sus hijos, ni en Onda ni en la provincia hubo aglomeraciones y en líneas generales se respetaron las normas”.

No esconde el médico ondense que entre finales de febrero y principios de marzo sí se pudieron hacer mejor las cosas: “Recuerdo que suspendieron los congresos médicos, pero la Magdalena o las Fallas seguían en pie. Se infravaloraba la pandemia y empezaron a subir los casos”. En su centro de salud, de hecho, “de la noche a la mañana se pasó de la normalidad a pedir a los pacientes que no acudieran en la medida de lo posible al ambulatorio. Era todo caótico”.

En la actualidad, afortunadamente la situación ha dado un giro de 180 grados: “Me consta que los pacientes que derivamos al hospital ya están haciéndose los test y cada vez tenemos mejor material, yo en mi caso ya voy con el típico mono blanco que veíamos en China, con triple guante, mascarilla buena FFP2…”.

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