Es uno de los pilares básicos del Estado de Bienestar que la pandemia del coronavirus ha puesto ahora a prueba, dejando en evidencia sus debilidades, pero también sus fortalezas ejemplificadas en su personal. El sistema sanitario de la provincia ha sufrido un «tsunami» casi impredecible que le debe servir para tomar nota y mitigar posibles rebrotes. Mediterráneo, como medio líder en Castellón, continúa con su apoyo y difusión de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) marcados por la ONU. Así, aborda en profundidad el ODS número 3, el que se centra en la salud y en el bienestar de la mano de importantes voces del sistema sanitario de la provincia, así como académicas.

Y lo hace con el patrocinio de Facsa y BP y la colaboración de la Universitat Jaume I. En la sesión telemática, moderada por el director de Mediterráneo, José Luis Valencia, para debatir los problemas y retos sanitarios en plena pandemia toman la palabra el director gerente del Hospital General de Castelló, Ricardo Tosca; el director gerente del Hospital de la Plana, Miquel Rovira, y del director gerente del Hospital Provincial, Joaquín Sanchis.

Junto a ellos, el decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Univesitat Jaume I, Rafael Ballester; y la decana de la Facultad de Ciencias de la Salud del CEU, Verónica Veses.

Desde un punto de vista profesional, de haber estado en primera línea de batalla, reconocen la falta de medios para hacer frente a un virus desconocido, pero confían en que la puesta en marcha de más recursos y la concienciación de la población, especialmente de los más jóvenes, a la hora de seguir las recomendaciones sanitarias permitan frenar la temida segunda oleada del covid-19.

Déficits

Así dibujan la situación actual los ponentes. Sanchis insiste en que solo «una alianza a nivel mundial puede llevar a conseguir los objetivos» de frenar el virus. La impresión de Tosca es que la pandemia ha supuesto un «baño de realidad, porque pensábamos que teníamos el mejor sistema sanitario del mundo, pero hemos visto que tenemos muchos déficits y deberes». «Nos ha superado la situación, pero reaccionamos porque tenemos muy buenos sanitarios».

Según Rovira, «nos ha pasado un tsunami, del que logramos sobrevivir y estar mejor preparados para una nueva ola, aunque esto dependerá del esfuerzo de la sociedad a la hora de cumplir las medidas». Más optimista se muestra Ballester a la hora de analizar la coyuntura actual. «Una situación de tanto dolor y sufrimiento debe servir para algo. Ha sido una especie de test de esfuerzo, se ha puesto de manifiesto que la complacencia es mala. Cuando se deja de invertir y se abandona el sistema sanitario, ello pasa factura, hay que aprender a hacer políticas sanitarias para reforzar los medios y el personal».

Según Veses, «estamos ante un reto global que debe tener una respuesta conjunta» desde todas las esferas, aunque insiste en la concienciación de toda la sociedad para reducir los rebrotes.

Y es que los expertos ubican una segunda oleada en otoño, cuando empiecen también los casos de gripe, con una sintomatología muy similar. «Deben vacunarse todos los colectivos de riesgo, no hay excusa, si esto no se cumple no vamos a estar preparados», señala el gerente del General.

Contagios

En este sentido, Rovira insiste en que para el control de los rebrotes y evitar la temida transmisión comunitaria «cada persona debe ser responsable».

Asimismo, Sanchis considera relevante el plan de respuesta temprana que se ha ideado para mitigar una segunda ola del coronavirus y hacer frente a los rebrotes con más instrumentos.

La necesidad de reforzar los centros de salud, que juegan un papel fundamental en el control de los rebrotes a través del diagnóstico precoz y el seguimiento de contactos o el problema crónica de las listas de espera que se han disparado durante la pandemia son otros dos factores que entran en juego ahora.

En la sesión también se puso de manifiesto que el modelo residencial «ha fallado» a la hora de dar respuesta a los más vulnerables.

Todos quisieron mostrarse esperanzados, pero con cautela, en lograr vencer al coronavirus cuando llegue la anhelada vacuna, aunque hicieron hincapié en que la prevención es ahora el mejor de los remedios ante este virus ahora ya un poco menos desconocido.

Oposiciones para retener a médicos

La falta de médicos es uno de los principales problemas ya casi crónicos que sufre el sistema sanitario y que ahora con la pandemia se ha puesto todavía más de manifiesto. Una escasez agravada, en estos momentos, por las vacaciones de verano y sus respectivas sustituciones. «Hay déficit de profesionales, la escasez de plazas para médicos internos residentes (MIR) se viene denunciando desde hace años», señala el decano de Ciencias de la Salud de la Universitat Jaume I.

En esta misma línea se pronuncia la decana de Ciencias de la Salud del CEU. «En la provincia de Castellón se gradúan unos 150 facultativos, pero solo hay 78 plazas MIR, lo que genera un gran desajuste, a pesar de la necesidad acuciante de más profesionales», manifiesta.

Los gerentes de los tres hospitales remarcan que para dar estabilidad laboral debería haber oposiciones como las de Educación dado que la interinidad conlleva precariedad y esta aboca al éxodo de los médicos jóvenes.

«Aquí la gente se quiere quedar, pero si nadie te da la oportunidad te tienes que ir. Se han creado contratos de uno o dos días, así que es fácil que te ofrezcan algo mejor y te marches», explica el gerente del General, quien advierte de que la situación es aún más crítica en zonas de difícil cobertura, como es el caso del Hospital Comarcal de Vinaròs.

Sin relevo

El responsable del área de salud de la Plana explica que ha habido una falta de programación para garantizar el relevo de todos aquellos facultativos que en los próximos años se van a jubilar. «Si a la gente le das contratos dignos no se marcha, se queda», remarca Rovira.

Esto es lo que llevan reclamando desde hace más de 10 días los médicos internos residentes (MIR) de la provincia, la mayoría de los cuales están secundando una huelga indefinida.