En la vida de un estudiante, el examen con más afecciones es, con diferencia, la prueba de acceso a la universidad. Quien ha tenido que enfrentarse a esa evaluación sabe lo que significa tener la sensación de que se juega su futuro a una carta, aunque la media obtenida en la Secundaria sea igual de importante, pero es que la exigencia de alcanzar una nota de corte para poder cursar una opción universitaria concreta añade un plus de inquietud del que pocos llegan a abstraerse. Pues a ese apremio tan común, en esta ocasión hay que sumarle la situación de excepcionalidad generada por la crisis sanitaria del covid-19. Y así el momento se convierte en una verdadera olla a presión de ansiedad, estrés, confusión e incertidumbre.

Cada estudiante afronta la recta final como puede o las circunstancias le permiten, pero son contadas las excepciones de quienes no habrían preferido que el último trimestre de 2º de Bachillerato se hubiera desarrollado en las aulas y no aislados en casa.

Las dudas y los cambios no han sido pocos. Como dice Pablo Arnau (del IES Honori García de la Vall d’Uixó), «nadie podía imaginar que el curso iba a acabar así». Cuando decretaron el estado de alarma, la mayoría daba por hecho que sería cuestión de unas semanas. Un paréntesis antes de las vacaciones de Semana Santa. Pero la evolución de la pandemia dio al traste con los planes y la adaptación no ha sido fácil para alumnos ni docentes. Él mismo ha notado que «ha habido dos posturas entre los profesores, los que han estado muy atentos desde el principio, con videoconferencias y corrigiendo casi a diario el trabajo, y otros que mandaban tareas un día y el resto de la semana estaban desaparecidos», comenta. Con la llegada de mayo, según explica, «todos quieren dar clases». «Algunos días tenemos hasta cuatro, con sesiones de entre hora y media y dos».

Pablo Arnau (del IES Honori García de la Vall d’Uixó)

Organización personal

Es obvio que existen tantas maneras de afrontar esta atípica etapa como personalidades. Para Mar Cantavella, del IES Vilaroja de Almassora, los pros y los contras están en equilibrio: «Yendo a clase coges mejor los conceptos, pero a mí me va bien organizarme sola». Y es así a pesar de las primeras semanas, «porque nadie estaba preparado para esto». La adaptación a las clases virtuales ha sido compleja y no siempre efectiva, pero la evolución ha consolidado el nuevo sistema. Qué remedio. A pesar de los peros, con las fechas concretadas, Mar afronta su preparación con seguridad.

Mar Cantavella, del IES Vilaroja de Almassora:

Alexis Carda, estudiante del IES Miralcamp de Vila-real, destaca el respaldo de sus profesores que «tampoco saben todos los detalles del nuevo proceso». La información le llega a través de ellos poco a poco, a medida que está confirmada. Considera que los interrogantes que quedan son consecuencia de «una situación nunca vivida antes», pero en ningún momento se ha sentido solo. «Intentamos afrontar este proceso juntos», asegura el joven.

Alexis Carda, estudiante del IES Miralcamp de Vila-real:

No son raros los casos como el de Alba Vilaroig (Salesianos de Burriana), a la que no le habría importado perder el curso si ello significara volver a la normalidad. Está convencida de que es más un tema «emocional y psicológico» que educativo. Respaldada por los docentes, lo peor ha sido lo que define como «un relax engañoso», consecuencia de una interrupción «tan brusca» que ha hecho que le cueste concentrarse «al perder las rutinas».

Alba Vilaroig (Salesianos de Burriana):

En su misma situación se encuentra Elena Cañego (IES Serra Espadà de Onda), que reconoce haber estado «muy desmotivada al principio», porque los profesores «no daban opciones, no sabían lo que iba a pasar». Las cosas son distintas ahora. Con las pautas «más o menos claras», la organización deja de ser un reto imposible. Y es que admite que necesita «la presión de los exámenes», razón por la que volvería a clase si le dieran la posibilidad.

Elena Cañego (IES Serra Espadà de Onda):

Una postura opuesta es la de José Fonfría (IES Honori García de la Vall d’Uixó). No retomaría las sesiones presenciales «porque el riesgo 0 no existe», prefiere quedarse en casa, «es más seguro». Además, a pesar de que «siempre tienes dudas» en ningún momento le ha condicionado la angustia, posiblemente porque no siente la presión de una nota alta de corte para lograr su objetivo.

José Fonfría (IES Honori García de la Vall d’Uixó):

La coincidencia general, también entre los profesores, es que el nuevo formato de examen, que planteará alternativas a los estudiantes para escoger entre varias pruebas ante el riesgo de no haber cubierto todo el temario, les confiere cierta tranquilidad. Los jóvenes consultados consideran que el modelo de este año puede beneficiarles. Una condición que, bien pensado, responde a la exclusividad del momento histórico que están protagonizando y que, sin duda, más pronto que tarde, otros como ellos tendrán que analizar en las pruebas de selectividad a partir de ahora.