Cuando acabe la crisis del coronavirus ya nada será igual. Los vientos de la pandemia dejarán secuelas. Una de ellas, y obligada por el paso del tiempo, es que muchos establecimientos bajarán la persiana definitivamente. Ya no estarán.

Es el caso de Sucine, el veterano comercio de aplicaciones cinematográficas de Paco Fabregat, quien la crisis sanitaria internacional le sirve de excusa perfecta para su jubilación.

Durante años fue la principal referencia comercial para satisfacer las necesidades de un Castelló cinéfilo que despertó a finales de los años 70 del pasado siglo, en una década de los prodigios en la capital de la Plana, que vivía una ebullición constante en el mundo de la cultura, fruto de la libertad recobrada con la democracia.

No había ningún acontecimiento ilustre en el que no estaba Paco Fabregat, con la cámara en ristre. Fue el apogeo del Super-8, antecesor ancestral del vídeo. Como recuerda el propio Paco, todo comenzó cuando con 15 años vio «un cortometraje en el Círculo Mercantil» y aquello le «encantó». «Quería hacer películas», dice al respecto.

Un oportuno viaje a Columbretes y recoger la inquietud de muchos aficionados al cine fue suficiente para que Paco Fabregat, junto a su cuñado Juan Bru, decidieran abrir un comercio que pronto se conviertió en el palacio de las artes cinematograficas de Castelló. Un placentero bochinche para descubrir.

Y con Paco se fueron forjando iniciativas como la asociación de cineastas amateurs, cuyos miembros, con Paco, eran: Ángel Nadal, Chimo Ramos, Juan Bru, Vicente Almela, Juan Cuecos, José Beas, Andrés Palazón, Ricardo Mustieles, Pepe Almela, Vicente Traver (Wamba padre), José Serrano y Salvador Marí. Historia misma de la videografía en clave de la capital de la Plana.

Mientras, la tienda, en la calle Enmedio, 23, decorada maravillosamente por José Luis Gunturiz con iconos y símbolos del séptimo arte (Marilyn Monroe, Charlot, Clark Gable o el Gordo y el Flaco), con un diseño pop, ofrecía las últimas novedades de imagen y sonido.

Fotos antiguas

Además, Sucine se convirtió en el templo de las fotos antiguas. Una recopilación de 20.000 instantáneas «que recogen los momentos históricos de Castellón desde finales del siglo XIX a nuestros días», asegura.

A Fabregat se le acumulan recuerdos y viviendas a través de cuatro décadas de avances, nuevas tecnologías y reconocimientos, como el Premio Internacional de la Cruz Roja con el corto Flor final; el Premio de Cinematografía del XXV Certamen Literario de las fiestas de la Magdalena de 1979 por su Castelló de Fadrell, siendo alcalde de la ciudad Vicente Pla; el premio del I Festival de Cine Amateur, el premio Esto es Valencia...