Las terrazas devolvieron el pulso a la provincia ayer, día en que el buen tiempo constituyó un aliciente para el reencuentro de amigos, familia o incluso compañeros de trabajo, disfrutando de cafés, cervezas y aperitivos, o menú y, lo más importante, la conversación y el cara a cara.

"Llevábamos tres meses sin vernos y teníamos ganas de charlar cara a cara, porque aunque converses por videoconferencia no es lo mismo", explica Juana Algar, quien ayer disfrutó del reencuentro con sus amigas, Merche Deladedicación y Gloria Olsina. "Llevábamos esperando una semana para juntarnos y teníamos ganas porque no nos veíamos desde que comenzó el confinamiento. "Tenía ganas de ver a la gente, que es lo que más he echado de menos", expresaba Merche. "Es el primer día que tengo a la niña porque la madre trabaja", señalaba Gloria, aunque matizaba que la vio ya la semana pasada.

Miguel Ruiz empleador repartidor llevaba una intensa mañana con la carretilla transportando cajas de cerveza. "Estamos recogiendo el estoc que nos habían pedido para la Magdalena y que entonces no nos pudimos llevar, ya que los bares estaban cerrados". Manifestaba que "da gusto verlo todo lleno", añadiendo que además del centro, en la zona de la carretera de l'Alcora ya volvían a verse abiertos muchos negocios.

Marc Gutiérrez y Juan Caballero disfrutaban de un café en la plaza Santa Clara. "Llevábamos dos meses sin vernos y es una alegría", indicaba Marc Gutiérrez que apuntaba que tiene ganas de reunirnos todos y poder salir a la calle sin miedo. Y es que aunque la tecnología permita la comunicación a distancia, "no es lo mismo. Cambia bastante hacerlo cara a cara".

Eloísa Puerto y Carlota Castellón-Tárrega, apuntan que es el primer día que nos vemos, se nos ha hecho raro, teníamos muchas ganas. Se hace raro tanto tiempo sin vernos. Hoy han aprovechado para ir a hacer recados y a tomar algo. "El buen tiempo acompaña. Me apetecía mucho", señala Eloísa Puerto. Por su parte, Carlota destaca el cumplimiento de las normas de seguridad e higiene. "Te ponen alcohol, la separación está muy controlada. Hemos ido a llevar ropa a arreglar, a comprar unas cosas y a tomar café", expresan.

Vicente Castellano y Concha Badenas, con sus hijos Cristian y Rubén y su pareja Eva estaban comiendo este lunes en la terraza de un restaurante de la calle Santo Tomás del pueblo de Benicàssim.. "Yo he estado confinado con mi hermano y mi pareja y mis padres en su casa juntos. Es el primer día que nos vemos después de 63 días. Hemos decidido venir a un restaurante para celebrarlo para dar soporte al negocio local", cuenta Rubén.

"Somos de Castellón, pero tenemos apartamento en Benicàssim y hacemos traslado hoy y nos mudamos. Teníamos muchísimas ganas de venir y vamos a adelantar el verano, ya nos quedaremos hasta final del verano. Teníamos muchas ganas de salir ya de la ciudad". La experiencia de poder juntarnos una maravilla, se está muy bien, teníamos muchas ganas. Hemos pedido de menú. Hay que mimar el comercio y la restauración local", indica Concha Badenas.

Juan Manuel Pastor y Elu Iglesias, amigos y compañeros de trabajo, daban cuenta de unas viendas en la terraza del Voramar. "Vivimos en Benicàssim. Es el primer día que nos dejan salir a disfrutar del bar después de tanto tiempo. Habíamos venido a tomar unas cervezas, pero como había salido tan buen día al final nos hemos quedado a comer y a echar el día y a aprovechar. Lo estábamos deseando, después de los 60 y pico días que hemos tenido de estar encerrados, algunos solos y otros acompañados, pero duro ha sido para todos, y deseándolo, un poco de respeto por el virus, pero hay que salir porque psicológicamente el encierro causa estragos. Disfrutando muchísimo del primer día que se puede salir a un bar, nos olvidamos un poco de lo que está pasando, pero hay que seguir concienciados porque sigue ahí, hay que ser responsables con el tema. Nos sentimos seguros porque los empleados trabajan con todas las protecciones. Tenemos que superar un poco ese miedo. Ya es necesario salir un poco".

También hubo otro reencuentro familiar, comiendo en la terraza del Voramar. María Miravet explicaba: "Vivo en Benicàssim y mis padres en Castellón. Hemos comido juntos, mi marido y yo con mis padres. No nos habíamos visto este tiempo, desde marzo. Llevábamos mucho tiempo sin vernos y aparte también nos apetecía venir y hemos decidido venir aquí porque nos gusta mucho. La experiencia muy buena. No hemos notado ninguna inseguridad, todo muy bien. Han desinfectado la mesa antes de sentarnos, mucha distancia de seguridad, perfecto".

En ese sentido, Raluca Constantinescu, camarera de la terraza del hotel Voramar, señalaba: "Hemos quitado mesas para que se quedara la distancia de seguridad de dos metros. Nuestro espacio es bastante grande y se puede respetar muy bien la distancia de seguridad. Tenemos 18 mesas en esta parte de la terraza y aparte otra zona de terraza. La gente ha respondido muy bien el primer día".

"Nada más llegar les explicamos que no tienen que levantarse, que tienen dispensadores de alcohol en todos lados y muy bien. Por ahora no hemos tenido ningún incidente. No tenemos turno, trabajamos como siempre por orden de llegada. Lo que sí que hemos hecho es reservas para grupos más grandes, de hasta 10 personas, en la otra parte de la terraza. Las comidas también muy bien. Cerraremos a las 12 de la noche".

"En cuanto a prevención, hemos medido la distancia de las mesas para la distancia de seguridad, hemos puesto dispensadores de gel, desinfectamos las mesas y sillas cada vez que se levanta un cliente antes de que se siente el siguiente. Hemos cambiado las cartas de papel por formato QR para que se evite el contacto con las cartas físicas. Cuando limpiamos la mesa también se desinfecta el soporte con el QR y se vuelve a dejar en la mesa. Los camareros llevamos las mascarillas y guantes. Hemos puesto el pago con tarjeta preferente para evitar el efectivo. Y hemos puesto carteles indicando que a la zona de dentro no se podrá pasar, solo para ir al aseo".

En cuanto al negocio, explicaba que ha ido "muy bien, a primera hora había bastante gente. Hemos abierto a las 8.30 horas como siempre, para el desayuno. Se han llenado todas las mesas que teníamos. De hecho, ha habido algún momento que había lista de espera y todo.