Tesla no quería cerrar. Elon Musk cree que el pánico está haciendo más daño que el coronavirus y así lo ha manifestado varias veces en Twitter. De este modo, su compañía, no catalogada como servicios esenciales, mantuvo su fábrica de Fremont abierta incluso cuando las autoridades del condado de Alameda, donde se ubica, mandaron a sus habitantes quedarse en casa para evitar la expansión del virus.

Tras un alud de críticas de la opinión pública, Tesla publicó un comunicado anunciando el cierre de la fábrica el próximo día 23 de marzo hasta, de momento, el 7 de abril. Ford y General Motors, los otros gigantes automovilísticos de Estados Unidos, tienen planeado el cierre hasta el 30 de marzo, aunque podría extenderse en el tiempo. "En los últimos días, nos hemos reunido con funcionarios locales, estatales y federales y, a pesar de tomar todas las precauciones posibles, continuar las operaciones ha sido todo un desafío para nuestros trabajadores, sus familias y nuestros proveedores", arrancaba la marca en su comunicado.

"PARÓN OBLIGADO"

Fremont dejará de producir vehículos el próximo lunes para iniciar un "parón obligado" que durará, como mínimo, hasta principios de abril. No obstante, la Gigafactory de Nevada, donde produce baterías para sus coches y para los Powerwall (baterías para el hogar), seguirá abierta y operando a pleno rendimiento. Hasta ahora, la única medida tomada por la marca había sido reducir el número de efectivos trabajando a la vez en la planta de Fremont.

Tras publicarse el comunicado, Elon Musk tiró de Twitter para asegurar que "según la tendencia actual, probablemente haya un número cercano a cero de nuevos contagios en Estados Unidos para finales de abril", una fecha mucho más optimista que la barajada por múltiples expertos. "Mi opinión es que el pánico generará más daño que el virus, si es que no lo ha hecho ya", tuiteó antes el mismo día. Lo cierto es que Musk ha sido blanco de críticas últimamente por restarle importancia al covid-19. Tanto, que tuvo que comprometerse a fabricar respiradores si hay escasez en Estados Unidos.

El cierre llega en un mal momento para Tesla, que justo empezaba a ensamblar en Fremont su nuevo SUV Model Y, un vehículo del que dependen en gran medida sus esperanzas de ser plenamente rentables y, por primera vez desde su fundación en 2003, de presentar beneficios en todo un año. En el mismo comunicado, la compañía aseguró que, al cierre de 2019, contaba con un efectivo de 6.300 millones de dólares, a los que se deben sumar 2.300 millones más procedentes de una reciente ampliación de capital. Según Tesla, esta cifra debería ser suficiente para soportar un "período de incertidumbre".